En el Partido Socialista, lo vistan como lo vistan, siguen teniendo y manteniendo uno de sus grandes problemas: la falta de unidad interna a la hora de elaborar un mismo discurso sobre la forma de entender y de poner en práctica la cohesión de la España autonómica. Este domingo de agosto, desde su periódico habitual, el PSOE intenta lanzar un mensaje de unidad y de paz interna al contar que, a finales de agosto, el secretario general Rodríguez
Zapatero ha convocado la llamada “cumbre del norte” con los “barones” de segunda para reunificar el mensaje autonómico. Una cita que nace al hilo del giro dado desde la calle Ferraz por la imposición de reforma de los Estatutos impulsada por Pascual Maragall. Desde El País se da ya como seguro que los “barones” más veteranos mantienen un acuerdo alcanzado el pasado mes de julio con Rodríguez Zapatero. Nos cuentan ahora que Chaves, Ibarra, Bono y Maragall están todos encantados de haberse conocido y que en el Partido Socialista no existe el más mínimo problema interno. Y es que, visto lo visto, otra vez más los de siempre nos intentan hacer creer que la realidad no es como es, la realidad es como ellos la pintan. ¡Y así les luce el pelo!
Agosto, mes de vacaciones políticas, que muchas veces sirve de bálsamo para las tensiones o de pócima olvidadiza para los problemas internos, en esta ocasión no le está siendo útil al PSOE. Cómo estarán las cosas en la calle Ferraz que el Grupo Prisa ha tenido que dedicar portada de domingo y gran despliegue interior a la citada “cumbre del norte”, de la que no se sabe casi nada. Será el 30 de agosto y en Cantabria, y estarán todos los que no estuvieron en Madrid el pasado mes de julio, en la reunión a la que asistieron Zapatero y los “barones históricos” y en la que cuentan saltaron chispas. Nada que ver con el mundo de color de rosa que nos intentan hacer creer. Ahora, en esa nueva reunión de finales de agosto, se pretende que el PSOE unifique criterios en una cuestión en la que falla la primera piedra: la disciplina interna. En todo partido político que se precie, nido de vanidades y de poder, si el que tiene la cabeza no impone unas mínimas normas de disciplina y de cohesión interna es muy complicado avanzar. Zapatero, incapaz de poner orden entre sus filas desde hace muchos meses, intenta ahora recuperar un pulso que ya tiene perdido. En política, el orden, para que sea eficaz, se debe imponer en el momento adecuado. Zapatero no ha sabido llamar la atención cuando lo ha tenido que hacer y ahora ya es un poco tarde.
Es más, esta llamada “cumbre del norte” nace ya con un defecto de forma. Una “cumbre” con los “barones” de segunda, sin que los “barones” de primera se hayan puesto de acuerdo, es un paso en falso. Y no hay motivo para el engaño. Bono e Ibarra han sido muy claros y lo siguen siendo. Exigen un mensaje claro sobre la cohesión de la España autonómica, incompatible con los paños tibios de Rodríguez Zapatero, más cercano a Maragall. La llamada pomposamente “cumbre del norte”, más que una reunión de alta política, tiene el aspecto de un “corro de la patata socialista”. Todos contentos, todos jugando, todos de la mano; pero cada uno a lo suyo. Y el PSOE, uno de los grandes partidos nacionales, sigue sin un discurso serio y claro sobre la cohesión de España. Una auténtica desagracia para todos.
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