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El escandaloso comportamiento de los jueces del TSJ del País Vasco apoyando (porque no se han limitado a permitir sino que han amparado lo previamente prohibido por Balza), la última exhibición callejera de ETA, sólo tiene una virtud: recordar la condición, por no decir la calaña, de ciertos especímenes togados que están dispuestos a pasarse por las puñetas hasta las más groseras evidencias de prevaricación, y que son, curiosamente, los llamados a decidir la suerte del asalto a la legalidad constitucional y a la unidad nacional por parte del separatismo vasco, inseparado e inseparable del terrorismo. La última hazaña del llamado "Trío Calaveras" de la justicia vasca no es que desafine, en sintonía con su supuesto modelo canoro, sino que canta una barbaridad. Y lo que canta se parece más al "Eusko Gudariak" que a "Suspiros de España".

Aunque el foco de inquietud en la opinión nacional se centre en el PSOE, por sus gravísimas vacilaciones entre la defensa de la legalidad y el asalto al Estado y a la Nación, es probable que el ámbito judicial, sobre todo los tribunales superiores, deba despertar aún más inquietud que los políticos de Izquierda que nunca han creído ni en España ni en la democracia. Porque hay muchos jueces de Izquierda y de Extrema Izquierda tan poco patriotas y tan poco demócratas como los políticos, con el agravante de que son ellos los que van a tener que frenar o alentar ese asalto a la legalidad de cuyo resultado dependen nuestras libertades e incluso la relativa paz social que, fuera del País Vasco y Navarra, disfruta España desde hace un cuarto de siglo.

Y es evidente que lo mismo que hay partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales en el Pacto de Estella, hay también jueces que comparten ese mismo proyecto de destrucción de España y la democracia: los que se identifican con el PNV, con IU, con los nacionalistas catalanas, gallegos o canarios y con esos sectores del PSOE para los que alterar los Estatutos y la Constitución es una peripecia estimulante que les permite diferenciarse radicalmente de la Derecha, que es finalmente su único objetivo político. ¿Cuántos de esos jueces y fiscales dominan las asociaciones político-profesionales que les sirven de INEM y de micrófono? ¿Cuántos componen los Tribunales Superiores de Justicia, el Supremo y el Constitucional? Convendría ir haciendo el censo de los jueces fiables, más que nada porque seguramente es más corto que el de los jueces preocupantes.

Sin ellos, ETA y el PNV ganarán la partida y España marchará por el camino de Yugoslavia. Esto, en menos tiempo del que parece y sin que nadie parezca reparar en el calamitoso estado del frente togado, bastante más peligroso que el político.


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