Menú
EDITORIAL

Alberdi y los dislates de Maragall

La ex ministra socialista Cristina Alberdi ha vuelto a erigirse como portavoz del sentido común en el seno del Partido Socialista frente al disparatado proyecto de Maragall de crear una “región europea” que incluya los antiguos territorios de la Corona de Aragón (que abarcaba también la Comunidad Valenciana y Baleares) más las regiones francesas del Languedoc-Rousillón y Midi-Pirynées. Alberdi ha reprochado oportunamente a Ferraz que “no haya parado los pies” al líder de los socialistas catalanes, quien ha vuelto tras las vacaciones a erigirse como el principal defensor de estos viejos y expansionistas delirios de grandeza del nacionalismo catalán, así como a reivindicar la “superación” de la Constitución y la reforma del Estatuto catalán.

Aunque las reacciones a las propuestas expansionistas de Maragall se reparten entre las carcajadas que provocan al otro lado de los Pirineos y las airadas protestas del gobierno balear y valenciano, sí que debería preocupar la seguridad con la que el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat afirma que el Estatuto de Cataluña “se modificará seguro porque no habrá mayoría absoluta en el Parlamento de Madrid y los socialistas y los nacionalistas lo permitirán”. Tampoco es un delirio imposible de Maragall, sino ya una lamentable realidad, la negativa de la dirección nacional de los socialistas a hacer frente común con el PP contra el proyecto secesionista de Ibarretxe.

Sobre la política del PSOE en el País Vasco, Alberdi, por el contrario, se ha mostrado partidaria de las tesis de Redondo Terreros o Rosa Díez y ha criticado la “obsesión por no ir de la mano del PP contra el proyecto de Estado Libre Asociado” del nacionalismo vasco, “cuando se han dado pasos conjuntos muy positivos, como el Pacto por las libertades y contra el terrorismo”. En opinión de la ex ministra, “los socialistas y el PP también deberíamos ir juntos ahora, cuando se trata de oponerse a algo que rompe las reglas del juego. El PSOE se ha radicalizado mucho en los últimos tiempos, cuando son las posiciones más centradas, más moderadas, las que nos permitieron conectar con el electorado y ganar las elecciones”.

Lo que ciertamente es un hecho es que Zapatero sigue obedeciendo dócilmente las directrices de radicalización y acercamiento a los nacionalistas dictadas por Prisa, sin importarle la evidente y suicida falta de sintonía que provoca en el seno de su propio partido. Por supuesto que en el seno de una formación política pueden haber diferentes posturas o matices respecto a temas menores, pero cuando las discrepancias son totales y afectan a problemas tan radicales como es el cómo hacer frente a un proyecto secesionista o calificar —como Maragall ha hecho— de mera “disposición transitoria” nada menos que a la Constitución y al Estatuto, es algo más de lo que puede permitirse el discurso de un partido que aspira a ser alternativa del Gobierno. Ciertamente, España no se merece esta oposición.


En España

    0
    comentarios