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Ignacio Villa

El nacionalismo, a disposición de ETA

El guión estaba previamente escrito y se ha cumplido de forma escrupulosa al pie de la letra. La manifestación de este viernes en Bilbao, promovida desde el brazo político de ETA, se ha convertido en un exponente de la realidad política que consiente y alienta el Partido Nacionalista Vasco. Ha respondido a lo que estaba previsto y que el Gobierno vasco conocía perfectamente. Una vez más, el nacionalismo vasco ha vuelto a dejarse llevar por el terrorismo etarra, dejando en evidencia sus verdaderos y únicos objetivos, confirmando con sus gestos que está dispuesto a mantener la compañía del entramado etarra para conseguir su objetivo común de la autodeterminación. Las calles de Bilbao han constatado que el PNV está cómodo con la compañía de los etarras y que, lejos de abandonarla, busca nuevas fórmulas de acercamiento.

Precisamente en este contexto, ha dicho el ministro de Justicia, José María Michavila, que la banda terrorista ETA se encuentra asfixiada y que el único oxígeno que recibe es el que les facilita el PNV desde las instituciones que controla. Es cierto lo que ha dicho el ministro, pero incluso se ha quedado corto. El PNV, y en este caso el Gobierno vasco, permitiendo manifestaciones como la de Bilbao, expone públicamente su cooperación con el terrorismo etarra. No echa una mano a los terroristas, se pone a su disposición con todos los resortes posibles que facilita el poder. El Ejecutivo de Vitoria, permitiendo la marcha de este viernes, está cediendo las calles de Bilbao como escenario de propaganda al terrorismo. Eso lo saben, lo permiten y lo consienten con todos los requisitos que requiere una colaboración directa y sin intermediarios con el entorno político de ETA, ilegalizado en España y perseguido ya internacionalmente.

El Partido Nacionalista Vasco, víctima de sus miedos, miserias, limitaciones y chantajes políticos ya no esconde su colaboración con Batasuna. Muy lejanos quedan en el calendario los tiempos en que esa colaboración no era tan pública y descarada: incluso en ocasiones se ejecutaba con una cierta vergüenza. Pero hace ya mucho que abandonaron ese falso pudor y ya no esconden la sintonía que existe entre el nacionalismo vasco y el entorno político de ETA. O es que ¿no es colaboración permitir a sabiendas que se manifieste una organización ilegal cuyo único objetivo es dinamitar el Estado de derecho con todos los medios a su alcance? Es más, además de colaborar, pretenden hacernos creer que la situación es normal en el País Vasco, donde las banderas se tiene que izar en los ayuntamientos a escondidas y de mala manera para evitar la violencia callejera.

Y es que de tanto mentir y repetirse a sí mismos que viven en la normalidad, se terminan acostumbrando a claudicar sistemáticamente ante las exigencias del terrorismo. Y esa realidad, por más que insistan, nunca puede ser normal. Es simplemente vivir a disposición del terrorismo.

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