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Carlos Semprún Maura

Todos calvos

Como en una obra de Ionesco, pero sin su humor, trescientos cadáveres esperan en diferentes tanatorios parisinos a que alguien venga y diga: ésta es mi madre, o abuela, o tía, o padre, o abuelo... Pero los familiares no van a interrumpir sus vacaciones para “cargar con el muerto”. En Francia, las vacaciones son sagradas, mucho más que las familias, y sobre todo más que esos viejos, que somos una lata, difuntos o no. En agosto todos están de vacaciones, también en los hospitales, funerarias, etcétera, y así se explica el misterio de esos muertos que nadie reclama.

Otro tipo de cadáveres se reunió este fin de semana en Marsella: cadáveres vivitos y coleantes, momias políticas que, además, se tratan mutuamente de momias, que es lo único realista que se ha dicho en el delirio carca de los Verdes, en ésta su Universidad de verano. De ecología y medio ambiente no se habló, salvo la retahíla antinuclear, pese a que todo el mundo sabe que la energía nuclear es la única alternativa seria al chantaje “arabopetrolero”. En realidad, es precisamente por eso que son antinucleares, porque muchas organizaciones ecologistas están subvencionadas por esos petrodólares. Pero en Marsella se discutió de política, o más bien de politiquería, y se regañaron, como niños en el cole, en torno a los invitados: Antoine Waechter y Laurent Fabius.

Waechter es un histórico que fue expulsado por Dominique Voynet, cuando era la jefa, por haber declarado que los Verdes no debían ser “ni de izquierda, ni de derecha”. ¿Quién ha invitado a esa momia? se preguntan los militantes. Otro misterio. Laurent Fabius es Fabius Laurent, o sea, el candidato de la izquierda unida jamás vencida a las presidenciales de 2007. Eso lo han decidido él, su esposa y sus amigos. Es el único “elefante” del PS que se ha quedado en la dirección del partido, como número dos, y pese a algún abucheo de maoístas, denunciando al “socialtraidor”, lamió concienzudamente el trasero verde, y hasta se manifestó antinuclear, y declaró que ellos planteaban las verdaderas cuestiones de fondo, y que les necesitaba, como a toda la izquierda, para ser elegido Presidente. “Paris vatu bien une mece”. No sé si le invitaron o se invitó Daniel Cohn-Bendit, el caso es que declaró que sus camaradas franceses eran pura mierda, y que él se presentaría a las elecciones europeas, pero en Alemania, porque los Verdes alemanes son serios. Prueba de ello es que tienen ministros, y que él, rebelde profesional, quiere ser también ministro, para no morirse de calor, solitario, en una buhardilla.

Los Verdes quieren que José Bové (el cual es amarillo) encabece su lista en las elecciones europeas de 2004. Por ahora, se ha negado. Esto se explica por su profundo desprecio a la democracia parlamentaria burguesa y, sobre todo, en su inédita situación jurídica de detenido libre porque no quiere hacer nada que moleste a su benefactor Chirac, a quien le unen profundas convicciones comunes sobre una agricultura protegida y subvencionada para ricos y un “antiyanquismo” radical. Bové es el “joker” de Chirac, pero es tan bestia que a lo mejor no se da cuenta. Algo parecido ocurrió entre Mitterand y Le Pen, pero éste, que no es bestia, sino cínico, supo utilizarlo, y allí sigue incordiando.


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