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Carlos Semprún Maura

La Rentrée

¡Otra! Qué deprisa pasan los días; “la rentrée”, significa desde hace siglos la reanudación de las clases en las escuelas, porque la aristocracia universitaria llegará a los cursos en Octubre o Noviembre, según las Facultades, ya que los catedráticos, y ciertos estudiantes, participan en seminarios en Universidades de verdad, o sea en los Estados Unidos. El lunes 1 de Septiembre, los maestros, calificados ahora de profesores de escuela, ya que lo de maestros sería de derechas, están reunidos en asambleas generales, no para discutir de enseñanza, sino de huelga. El resultado concreto de todo este barullo es que las escuelas privadas jamás han tenido más alumnos.

Resulta curioso constatar que, paralelamente a la ruina de la Universidad, todos los partidos, asociaciones y contubernios califican sus reuniones veraniegas de “Universidades de verano”. La del PS se celebró una vez más este fin de semana en la bella ciudad de La Rochelle, con mucha Historia, pero fue una cumbre de la nada. Sólo se veía claro que algunos “elefantes” del PS intentaban situarse como candidatos de la izquierda para las presidenciales de 2007. El secretario interino, François Hollande, creyó lucirse acusando al Primer Ministro de querer suprimir todos los días festivos. Si siguen así, declaró, mirando a las cámaras de televisión, con su sonrisa de mequetrefe, sólo dejarán como día festivo el 14 de julio, sin duda para permitir al Presidente Chirac continuar sus tradicionales entrevistas”. Y lo dice tan tranquilo, ya que para el PS todo es virtual, ficticio, puesto que Francia es el país del mundo en donde las vacaciones –religión de Estado– son las más largas, los puentes los más frecuentes, las 35 horas siguen haciendo estragos: Francia es el país desarrollado del mundo en donde se trabaja menos.

El pretexto de ese chiste fétido es la propuesta de Raffarin de suprimir un día festivo, lo cual, por lo visto, liberaría una suma considerable, que podría dedicarse a obras caritativas, en beneficio de los ancianos solitarios y en la miseria, que esta breve canícula ha demostrado que son demasiados. El PS rechaza ese proyecto de solidaridad ciudadana, pero en cambio exige un aumento de los impuestos para fortalecer la burocracia estatal. Lógico, es su clientela. En La Rochelle, no se dijo una palabra sobre Europa, porque el PS no tiene el menor proyecto europeo, y no puede tenerlo ya que están profundamente de acuerdo con las ilusiones reaccionarias de Chirac, de crear una Europa radicalmente antiyanqui. En cambio, algo se discutió sobre la extrema izquierda, que parece en alza, y, como las lentejas, se separó los buenos de los malos. Con los trotskistas, nada, son malos, nos insultan, nos consideran liberales. Con los Verdes y los comunistas, todo, los necesitamos electoralmente. Resulta que los comunistas ya no son nada, y los Verdes una olla podrida. Eso no tiene la menor importancia, dijeron los “elefantes” socialistas en La Rochelle, aún tenemos cuatro años antes de suicidarnos. Pues es una lástima, porque Francia, como todas las viejas democracias, se merece una oposición inteligente.


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