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Florentino Pérez le ganó la guerra de nervios a Makelele, ("¿que quiere dejar el fútbol?, ¡pues que lo deje!", debió pensar el presidente madridista) pero no así a Jaime Ortí a quien, todo sea dicho de paso, no ayudaron demasiado las declaraciones de Aimar manifestando que si Ayala recalaba en el Real les estarían "reforzando demasiado". Ortí, capaz de montar en absurda cólera porque en un anuncio destinado a festejar el centenario merengue sacaron uno de los tres goles que le hicieron al Valencia en la final de la Champions, no podía justificar la marcha de Ayala al Real Madrid (como tampoco pudo justificar en su día la de Mendieta) a menos que fuera fichando "algo mejor". No era sólo cuestión de dinero sino de imagen porque Ortí sabe bien cómo se las gastan por aquellos pagos.

El caso es que Makelele renunció también a sus tres millones y medio de euros pero Ortí no cejó hasta el final en el empeño de traerse a Eto'o. ¿Qué significa todo ello? Pues que Queiroz se queda sin el inseparable escudero de Zidane tras haber perdido también a Hierro, pero sin embargo Valdano no ficha a un central de categoría sea este quien sea –también había sonado Metzelder– y se llame como se llame. ¿Consecuencias?... Pues que los "Zidanes" siguen estando de medio campo hacia arriba mientras que en defensa sólo te das de bruces con "Pavones".

Si es cierto que Queiroz tiene un "librillo tecnificado" sería bueno que lo sacara cuanto antes. El portugués se ha quedado con una plantilla de veintiún futbolistas, entre los que hay que incluir a Carlos Sánchez, Rubén, Miñambres, Borja, Bravo o Núñez. Así, el equipo con mayor pegada futbolística del mundo se encuentra ante la curiosa tesitura de que, al mismo tiempo, tiene un enorme talón de Aquiles, una mandíbula de cristal que –por ejemplo ante el Betis– le hizo jugar en el centro de la defensa con Raúl Bravo. Si Joaquín, Capi y compañía hubieran estado más inspirados en el estadio Santiago Bernabéu podrían haberse llevado perfectamente los tres puntos.

Florentino ha querido afrontar de esta guisa la temporada 2003-2004, año electoral para él si es que decide presentarse a la reelección. Y no resulta todo tan simple como meter cinco goles por partido aunque luego encajes cuatro, no. Las cosas ya no funcionan así. Valdano ha sido incapaz de dar respuesta a una necesidad futbolística impepinable y ahora resulta que el Real Madrid de Ronaldo, Figo, Beckham, Raúl y Zidane será, por encima de todos ellos, el Real Madrid de Casillas. Si el chaval sigue con el santo de cara todo irá bien, pero como el santo se tome vacaciones...


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