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Ignacio Villa

Una lección de generosidad

Este lunes, uno de septiembre, el presidente Aznar ha vuelto a sorprender a todos. Aznar,al anunciar la renuncia de todos los poderes como presidente del Partido Popular, ha dado una evidente lección de generosidad en un territorio como la política donde cada uno va a lo suyo. Este abandono del poder interno por parte de Aznar es una demostración de que el Jefe del Ejecutivo tenía muy bien pensada la forma de despedirse del poder. Una despedida que va ejecutando paso a paso, con su habitual frialdad. Aznar hoy ha dicho adiós a la calle Génova, y lo ha hecho cuando está en el punto más importante de su carrera. Es una actitud de generosidad que hay que reconocer. ¡Qué diferente este gesto a los vividos recientemente en la Asamblea de Madrid, sin olvidarnos de aquel tortuoso final de Felipe González! ¿Dónde esta la bicefalia? Esto es dejar el poder...y punto final.

¿Y ahora qué? Pues el nombramiento de Mariano Rajoy como el sucesor de José María Aznar significa de forma inevitable el final de una época en el Partido Popular. Es el final del "aznarismo" que comenzaba en el Congreso de Sevilla en el año 89 y que terminará con las elecciones de marzo del año 2004. Aznar, con un marcado liderazgo en el Partido Popular, con dos triunfos electorales en elecciones generales y con la fabricación de un partido unido y cohesionado ha situado a los populares en un lugar centrado en lo político; pero especialmente lo que ha conseguido es que la derecha española por primera vez en muchos años se muestre segura de sí misma y convencida de sus posibilidades. Pero lo cierto, guste o no guste, con la marcha de Aznar se acaba una etapa en los populares, una etapa cuya cuenta de resultados será difícil de superar.

Con la llegada de Mariano Rajoy al liderazgo del PP, un liderazgo diseñado como progresivo en el tiempo, se rompe con el pasado. Lo que esta claro es que no se rompe abruptamente, el propio Mariano Rajoy ha anunciado continuidad en las políticas de Aznar. Se promete un cambio pausado y tranquilo, pero es lógico que Rajoy poco a poco inicie una nueva forma de hacer política. No sería bueno que Rajoy "copie" los modos y las maneras de Aznar, los ciudadanos quieren al original, cada uno a su manera, pero siempre original. Por otra parte, a nadie se le ocurre que el hasta ahora Vicepresidente del Gobierno dilapide la "herencia de Aznar" por un equivocado afán de protagonismo. Con Rajoy se acaba el "aznarismo", pero con Rajoy no se debe enterrar todo lo hecho por el actual presidente en el partido y en el Gobierno. A buen seguro que Mariano Rajoy va a explotar al máximo los muchos logros de Aznar, pero de forma simultanea, poco a poco, comenzará a imprimir su estilo en el partido y en el Ejecutivo, si gana las elecciones del año próximo.

Forma parte de una inteligente estrategia política que Mariano Rajoy aproveche la herencia de Aznar en su integridad, pero no sería bueno que intentara ser una copia del original. Rajoy tiene que ser Rajoy, esa será la clave de su éxito. Aunque sería bueno que en el PP nunca se olviden de la lección de generosidad que ha dado hoy Aznar. En momentos de crisis será un referente para todos.


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