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Carlos Semprún Maura

Un PS autista

Un ex ministro de Felipe González nos explicaba estos días lo que era Francia, en una serie de artículos en “El País”, y entre otras solemnes sandeces, reprochaba al PS el no tener un proyecto suficientemente innovador sobre Europa, pues él se incluye en su propia crítica, ya que absolutamente nada dice sobre Europa, salvo que Alemania es un gran país (sans blague?), ni siquiera menciona el proyecto de Constitución que ha parido la Convención presidida por Giscard D’Estaing, y que está en el centro de las discusiones actuales. Pues esta constitución es mala, hay que decirlo.

Pensada por franceses para Francia, además de favorecer el “eje del mal” franco-alemán y menospreciar los “pequeños países”, es esencialmente mala porque su ambición es convertir Europa en una superpotencia, no sólo rival, sino enemiga, de los EE UU. No está dicho tan claramente, pero nadie se ha dejado engañar, de ahí las actuales discusiones sobre la defensa europea y la OTAN, de ahí la reunión en Praga de 15 países europeos hostiles, o al menos críticos, para con dicha constitución, y ¡todo lo que te rondaré morena!

Está clarísimo que existen dos concepciones de la futura Europa: una Europa europea (sin Turquía, por supuesto), pero abierta al mundo, y sobre todo solidaria en esta guerra contra el terrorismo, que es una realidad mundial, con todos los países democráticos, trátese de los USA, de Australia, de Japón, etcétera. O una Europa fortaleza, atrincherada detrás de sus “excepciones” culturales, militares, agrícolas y económicas, que para oponerse a los USA es capaz de aliarse con tiranías, como Irak ayer, Irán o Siria hoy, con cualquier dictadura, pero, claro, en nombre de la paz y de los derechos humaos. La Europa carca de Chirac, en suma. Y si el PS, en sus congresos y universidades de verano no dice nada sobre Europa, es porque muchos están de acuerdo con Chirac, y sólo algunos con Blair y Aznar. Lo mismo ocurre en relación con la guerra que no cesa, entre Israel y las dictaduras árabes. Algunos, cada vez menos, consideran que Israel tiene derecho a existir y a defenderse contra el terrorismo, los más consideran que los “palestinos” son fuerzas de progreso antiimperialistas, a los que hay que ayudar como sea, y al debate democrático sobre cuestiones tan esenciales, prefieren la autocensura para no hacer gala de sus divergencias.

Algo muy parecido ocurre con problemas de política interior, como las tímidas reformas iniciadas por el Gobierno ¿Cómo decir que están de acuerdo, e incluso que deberían ser más audaces? No se atreven, salvo algunas personalidades como Rocard, o Kouchner, actualmente al margen del aparato. Y esa falta de audacia reformista, desde hace ya bastantes años, ha convertido el PS en partido conservador y autista. En estorbo para las reformas, como bien lo demuestra el diputado europeo UDF, Jean-Louis Bourlanges, en Le Figaro, de este miércoles.

Pero qué pena me dan, hablando de otra cosa, los repetidos incendios en “nuestra” cordillera de los moros (Massif des Maures), que ya han costado siete muertos, los tres últimos bomberos, y qué rabia saber que son intencionados, criminales. No sólo se destruyen bosques, hay victimas humanas y masacre de animales, y todo ello para favorecer sucios proyectos urbanísticos. Una vergüenza.


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