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Me parece mentira que el director general deportivo de un club con el presupuesto galáctico que maneja el Real Madrid diga en septiembre de 2003 que ya ficharán algún futbolista el próximo mes de diciembre en función de las necesidades del equipo cuando cualquiera sabe –y para ello no hace falta llamarse Jorge Alberto Valdano– cuáles son dichas necesidades. Y si no, ¿para qué intentar las contrataciones de Milito, Ayala o Metzelder, frustradas las tres por unos u otros motivos? Valdano debía conocer (porque lo saben el panadero, el carnicero y el empleado de banca abonados del Madrid y que, por cierto, pagan el millonario sueldo de Jorge) que ese equipo cojea alarmantemente y que necesita otro central. Ojo, no cualquier defensa central sino uno acorde con la tremenda calidad de sus compañeros Roberto Carlos, Zidane, Raúl o Beckham.

No es lo mismo que en defensa jueguen Bravo, Pavón, Rubén y Michel a que lo hagan, por ejemplo, Roberto Carlos, Helguera, Ayala y Michel. No es lo mismo. Como tampoco es lo mismo que quien supla a Ronaldo, concentrado con la selección de Brasil, sea Portillo. Decididamente no es lo mismo. No es lo mismo que Solari, injustamente aparcado, sustituya a Zidane. No es lo mismo que Queiroz, desesperado, saque a Antonio Núñez como última baza ofensiva. Y no es lo mismo que, según cuentan, el entrenador del Real Madrid le preguntara al chaval si él había jugado alguna vez como delantero. ¿Verdad que eso no es lo mismo? No lo es, no señor.

Recuerdo perfectamente la rueda de prensa en la que se anunció oficialmente que Vicente del Bosque no seguiría como entrenador del equipo. A ella asistió impertérrito Jorge Valdano y sólo saltó –¡sólo!– cuando uno de los directivos cuestionó la "modernidad" de los métodos de trabajo del técnico salmantino. "Aquí sólo yo tengo autoridad para hablar de cuestiones técnicas y no sé qué quiere decir eso de moderno". Hace más años todavía Valdano dijo algo así como que él no podía tener en cuenta la opinión de un taxista porque quien sabía realmente de fútbol era él. Porque Valdano es un "profesional" del fútbol. Vive de eso. Vive de dar consejos. Y lo hace (a vivir me refiero) francamente bien. Aunque yo ya empiezo a dudar que la relación "calidad-precio" de sus consejos esté a la altura del Real. Porque no es lo mismo Ayala que Rubén o Pavón. No señor, no es lo mismo. Eso lo sabe cualquier taxista que circule por Madrid.


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