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Alicia Delibes

El nuevo curso escolar

Con la vuelta a los colegios las ciudades recuperan la monótona vida del invierno: madrugones, desayunos apresurados, rápidas despedidas en los portales, comidas ligeras, atascos, vueltas a casa y cenas más o menos familiares. Se acabaron las lecturas a la sombra, las largas tertulias, las siestas, las caminatas por los montes, las playas, las bicicletas, en fin toda esa buena vida de la que gustan quienes viven en verano y sobreviven en invierno.

Como siempre ocurre por estas fechas, el ministerio de Educación hace sus primeras declaraciones ante el inicio del curso escolar. Pilar del Castillo ha salido ya en todos los medios de comunicación para anunciar cómo se irán implantando las disposiciones de su nueva ley de educación, la Ley Orgánica de la Calidad de la Enseñanza (LOCE), que ha de sustituir a la desdichada LOGSE.

No se puede decir que la LOCE vaya a introducir grandes cambios en el sistema educativo pero, si las administraciones autonómicas se muestran colaboradoras a la hora de su implantación y la poderosa secta pedagógica que domina en la educación no boicotea las reformas previstas, sí al menos marcará un cambio en la dirección hacia el abismo que ha tomado nuestra enseñanza pública. Aunque desde fuera parezca asunto venial, para quienes conocemos lo que se cuece en las aulas resulta de vital importancia el que ciertas palabras como disciplina, esfuerzo, estudio, conocimientos, que habían sido suprimidas, por ley, del lenguaje pedagógico puedan volver a pronunciarse sin más riesgo que el de verse tachado de “neoconservador” o “neoliberal”.

Pero además de recuperar ciertos valores desprestigiados por los pedagogos progresistas en los últimos años, la LOCE también introduce ciertos cambios en lo que antes se llamaba “plan de estudios” y que ahora, y eso parece que no tiene remedio, todos debemos llamar “currículo”.
Cuando la Ley de Calidad de la Enseñanza quede finalmente implantada, los estudios no universitarios quedarán estructurados de la forma siguiente:



La diferencia fundamental con el “currículo” de la LOGSE, que ahora rige, se encuentra en esas ramas o itinerarios diferentes que se abren los dos últimos cursos de la ESO y en la necesidad de aprobar todas las asignaturas, menos dos, para pasar al curso siguiente.

Una vez obtenido el título de Graduado en E.S.O. un alumno podrá acceder al Bachillerato o a la Formación Profesional de grado medio. Al terminar el Bachillerato se realizará la P.G.B. (Prueba General de Bachillerato), la cual no es obligatoria para acceder a la Formación Profesional de grado superior.

El calendario previsto para implantación de la nueva ley se desarrollará de la siguiente forma:

• La Educación Preescolar (0 a 3 años)quedará implantada en el curso 2004-05

• La Educación infantil (3 a 6 años)quedará implantada en el curso 2004-05. Su gratuidad se iniciará en el 2004-05 y deberá estar concluida al finalizar el curso 2006-07

• Educación Primaria (6 a 12 años)
— Primer ciclo
1º : curso 2004-05
2º : curso 2005-06
— Segundo ciclo
3º : curso 2004-05
4º: curso 2005-06
— Tercer ciclo
5º: curso 2004-05
6º : curso 2005-06

• Educación Secundaria
1º : curso 2004-05
2º : curso 2005-06
3º : curso 2004-05
1º Iniciación Profesional: curso 2004-05
4º : curso 2005-06
2º Iniciación Profesional: curso 2005-06

• Bachillerato
1º : curso 2004-05
2º : curso 2005-06

• Prueba General de Bachillerato (PGB) o reválida:curso 2005-06

Las grandes novedades deberán, pues, esperar hasta el próximo septiembre. Lo que la Ministra ha anunciado es que ya este año entrará en vigor la obligación de repetir, en la ESO, con más de dos suspensos. Y esto, cómo no, desata de nuevo la polémica de la asignatura de Religión: ¿contará el suspenso en esta asignatura ya este próximo año como uno de eso “cates” permitidos?


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