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Federico Jiménez Losantos

Entre fatuos y malvados, mediando necios

El último episodio de la guerra político-informativa del PRISOE contra el Gobierno sigue las mismas pautas de la campaña a cuenta del "Prestige", del auténtico golpe de Estado callejero en la guerra de Irak y de la denuncia de una supuesta "trama político-inmobiliaria" del PP en la Comunidad de Madrid que habría "comprado" a dos diputados electos en las listas del PSOE para impedir que la alianza de socialistas y comunistas llegara al poder y acabara con la especulación inmobiliaria. Ahora, Ediciones Trola, tras su sensacional revelación de que Acebes era el sucesor elegido por Aznar, pone a disposición del público una mala copia de lo sucedido en Gran Bretaña tras el suicidio de Kelly y la polémica sobre la autenticidad del peligro que representaba el régimen de Sadam Husein, tratando de endosarle a Aznar el daño que la BBC le ha producido a Blair. Y toda la trompetería polanquista y la populosísima progresía periodística, que no perdona la fulminante derrota de Sadam Husein ni la volatilización de un nuevo Vietnam, fantasía recurrente del antiamericanismo patológico, se ha puesto a emitir horrísonos gemidos diurnos y ululantes bramidos nocturnos.

El escabel para este saltito desde la miseria intelectual a la cochambre informativa lo han proporcionado, al alimón, el ministro de Defensa Federico Trillo y el jefe de los espías del CNI (antes CESID), Jorge Dezcallar, protagonistas en el Congreso de una de las sesiones secretas de información más públicas que se recuerdan. Polanco, que está por encima de todas las leyes, que todas las quebranta o endereza a voluntad, dice que el CNI niega la conexión de Irak con Al-Qaeda y el terrorismo fundamentalista y también, en burda copia de la campaña de la BBC contra el Gobierno Blair, que el Gobierno Aznar mintió sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Husein y, por tanto, embarcó a nuestro país en una guerra injustificada, ilegal, inmoral, ilegítima, etcétera. Vamos, que como Sadam no ganó la guerra en Irak, quieren hacérsela perder a sus vencedores en los medios de comunicación, donde todo es virtual menos la mentira, que es obscenamente real.

La cosa es ridícula porque España no tenía ni un espía en Irak, así que difícilmente puede tener opinión fundada sobre las conexiones terroristas de Sadam. Pero esas conexiones están sobradamente acreditadas, desde el dinero que se daba a los familiares de los terroristas suicidas palestinos, al albergue de cabecillas del terror y a la participación de terroristas saudíes y de todos los países junto a Sadam Husein durante la guerra y en el terrorismo de posguerra. Que Sadam siempre tuvo y usó armas de destrucción masiva lo prueban las inmensas fosas comunes de kurdos, chiíes e iraníes gaseados en masa, incluidos los niños enterrados con sus juguetes. El propio régimen lo reconoció en el alto el fuego de la I Guerra del Golfo y la ONU lo mantuvo siempre, hasta el punto de que la II Guerra de Irak se desencadena porque Sadam expulsa a los inspectores de la ONU y se niega a demostrar que no tiene esas armas. Los enemigos de EEUU, empezando por Chirac y Schroeder, y la oposición a Blair y Aznar han montado una campaña de intoxicación genuinamente totalitaria para deslegitimar a sus gobiernos y sabotear la pacificación y democratización de Irak. Han utilizado el argumento más absurdo, el de las armas de destrucción masiva que nunca estuvo en cuestión, pero no se trata de servir por una vez a la verdad sino de usar cualquier mentira un millón de veces para ganarle a Bush, Blair y Aznar la guerra perdida por Sadam Husein.

La malvada estrategia del polanquismo tiene a su favor la fatuidad estólida y la parálisis ideológica del Gobierno, que jamás devuelve un golpe y que tras el susto de la preguerra ha vuelto a la indolencia informativa que le caracteriza. Con la ayuda de los necios del sector carquifibio (carca y anfibio) del PP y los agentes felipistas emboscados en el aznarismo, los malvados han vuelto a sorprender a los fatuos. Los fatuos se enfadan mucho pero un par de días. Luego, a pactar con Polanco y hasta la próxima bofetada.

En fin, la estrategia informativa del PP está inspirada por Sacher Masoch, padre espiritual del masoquismo, y no parece que tanta fechoría tenga justicia ni remedio. Por simple pulcritud intelectual cabría decir cuatro cosas:

1) Todo el régimen del Baas era un arma de destrucción masiva;

2) El terrorismo islámico es un arma de destrucción masiva;

3) Los Gobiernos de EEUU, Gran Bretaña, España y sus aliados en la guerra de Irak son los enemigos auténticos, públicos y eficaces del terrorismo islámico;

y 4) Todos los que mediante la mentira y la manipulación tratan de desprestigiar y derribar a los gobiernos que luchan por estabilizar Irak y contra el terrorismo islámico sirven, consciente o inconscientemente pero objetiva e indudablemente, al terrorismo islámico y a la causa del genocida Sadam Husein.

A estas alturas, la inconsciencia es altamente improbable. La necedad, comprobadísima.

En España

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