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Germán Yanke

¿Joven activista?

Quizá sea verdad que el PNV, como partido, prefiere mantenerse un tanto al margen del Plan Ibarretxe. Sólo desde el punto de vista estratégico, claro, por si el absurdo se evidencia en la propia casa y hay que poner en marcha otro camino.

De lo que no me cabe duda es de que la meta del camino es la misma y de que lo fundamental del sendero es idéntico. La meta, un país independiente basado en el totalitarismo étnico; el sendero, la búsqueda del desistimiento de los demócratas mediante la presión antidemocrática y excluyente.

Una de las mentiras de esta coincidencia de todo el nacionalismo vasco (en el que hoy no hay, ni en el Gobierno ni el los partidos que lo sustentan, un proyecto democrático) es decir que la violencia es una suerte de desideratum del “conflicto político” que se terminaría cuando este último se resuelva, es decir, cuando se les de la razón a los nacionalistas. Sólo así un terrorista se convierte en un “joven activista” que es una “víctima” de la situación.

Pero la violencia es parte de la entraña del nacionalismo totalitario y quienes la practican son terroristas, nada más que terroristas. Que se digan oficialmente las barbaridades del PNV cuando hay dos servidores públicos de la Administración vasca heridos -uno de ellos muy grave– por este criminal y su acompañante, revela el nulo aprecio del nacionalismo vasco a las instituciones. Y, cuando se muestran tan activos, ya sabemos lo que para ellos significa activismo.