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Amando de Miguel

El nombre propio

El nombre propio es el que identifica a una persona física; a veces, por extensión, también a una persona jurídica. En España el nombre propio oficial equivale al nombre de pila más dos apellidos. La sonoridad y la práctica hace que uno de los tres elementos domine sobre los dos. Así, Aranguren no era José Luis López. Por lo mismo Zapatero, no es José Luis Rodríguez. Felipe no aparece tanto como González y mucho menos como Márquez. Aznar es Aznar, sin que cuaje el nombre de pila y ausente el segundo apellido (un tal López). Rajoy podrá ser conocido de esa forma, nunca con la grafía gallega de Raxoy. Pero sobre todo se acrecentará el uso de Mariano. Entre otras razones porque se puede decir “marianistas” y no “rajoyistas” sin que se atore la lengua. En política es fundamental el hecho de que uno pueda ser conocido por el nombre de pila. El caso eminente es José Antonio, a pesar de tenía unos apellidos empingorotados, o precisamente por eso (Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, ahí es nada). Las mujeres tienen más facilidad para ser conocidas por el nombre de pila, entre otras razones, por la inmensa sonoridad de las Vírgenes españolas: Nuria, Rocío, Camino, Almudena, Esperanza, Montserrat, etc. Ahora se estilan los nombres de pila que no pasan por el bautismo o no tienen santo patrón. Decae la fiesta de la onomástica, el día del santo. Es una lástima.

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