Menú
Juan Manuel Rodríguez

Tormento del "Beckham español"

Ya ni siquiera en el banquillo. Ahora directamente a la grada. ¿Y después qué? Ahora hablamos mucho del "impacto mediático" de David Beckham, pero nosotros ya tuvimos nuestro propio Beckham y ése fue Julen Guerrero. Julen era la locura, el desenfreno. A Julen se lo querían comer vivo y, como sucedió con Sandokán, las chavalas (y las que ya no lo eran tanto) querían un hijo suyo a toda costa. Guerrero fue el indiscutible icono del fútbol español de mediados de los noventa. El hijo perfecto. El yerno ideal. El modelo a imitar. El futbolista diez. Un referente claro para el Athletic Club de Bilbao, pero no en la línea de jugador tosco y aguerrido. Julen Guerrero era la cara opuesta de Andoni Goicoechea. Resulta que este chavalito rubio y con los ojos azules además jugaba al fútbol como si en vez de un pie tuviera una mano enfundada en un guante de seda. Guerrero era el sucesor mediático perfecto de Emilio Butragueño sólo que multiplicado por tres. Por diez. Por veinte. Nuestro David Beckham particular.

Siempre pensé, y así lo dije, que Julen Guerrero tenía con su Athletic lo que podríamos denominar como una "cláusula de rescisión arterial". Se especuló de todo cuando el chaval rechazó un ofertón del Real Madrid. También se dijo que su familia y él mismo estaban amenazados. Nada de aquello se pudo demostrar y Guerrero siguió jugando en el Athlétic, un club con una idiosincrasia especial. A todos nos parecía muy extraño ver a un futbolista con su clase luchando por un puesto en la UEFA, (en ocasiones ni siquiera eso) mientras auténticos "leñadores" paseaban su palmito por la Copa de Europa, pero al fin y al cabo eso es lo que quería él. Poco a poco se fue diluyendo Guerrero. Poco a poco dejamos de hablar de él. Lentamente desapareció del equipo titular. Y ahora también se ha esfumado del banquillo.

Pienso que sólo hay un futbolista insustituible en el mundo. Juega en el Real Madrid y se llama Raúl González Blanco. Lo repito, conmigo Raúl jugaría incluso cojo antes que muchos con las dos piernas sanas. Ese no es el caso –no puede serlo porque sus números no tienen nada que ver con los del "siete" merengue– de Julen Guerrero, pero el impacto mediático que, pasados los años, sigue teniendo el vasco, acabarán por pasarle factura (ya lo verán) a Ernesto Valverde. En cuanto los resultados no sean buenos los aficionados girarán la cabeza hacia aquel futbolista que jugaba al fútbol como los ángeles, icono distinto de un club diferente. Y la gente se pregunta en San Mamés, ¿por qué?...


En Deportes

    0
    comentarios