En el ambiente periodístico es muy corriente aludir a “la pregunta del millón de dólares” como si todo el mundo supiera de qué pregunta se trata. Naturalmente, la alusión no se refiere a una pregunta concreta que valiera esa astronómica cantidad. Se quiere significar una pregunta difícil de contestar. ¿Cuál es el origen de la expresión? Confieso que no he podido averiguarlo. He consultado a algunos periodistas sobre el particular y todos dan por hecho que la frase proviene de un concurso de la televisión norteamericana. Por lo que me dicen, la pregunta final del concurso recibía un millón de dólares. No me consta la realidad de esa historia. Lo que sí había en la televisión norteamericana, hace muchos años, era un concurso con preguntas cada vez más difíciles. Se empezaba con un premio de 1.000 dólares y se iba doblando con los aciertos: 2.000, 4.000, 8.000, etc. La progresión llegó hasta la cúspide de los 64.000 dólares (una fortuna entonces). A partir de ahí se empezó a decir “la pregunta del millón de dólares” para indicar la hazaña de contestar la pregunta más difícil. Pero nadie soñó con el millón de dólares; por otra parte, es una cifra a la que no se llega con la progresión indicada. Pero, en fin, los periodistas españoles seguirán hablando de la pregunta del millón de dólares.
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