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Ignacio Villa

El valor del testimonio

Escuchar, como se ha escuchado en Nueva York, el testimonio de una víctima del terrorismo etarra es la mejor argumentación para hacer callar a muchos falsos intelectuales que quieren ver lo que no hay en el fondo de los atentados terroristas. Las palabras, las explicaciones y las denuncias de Mayte Pagazaurtundua, ante la Conferencia internacional que estudia las raíces del terrorismo, ha sido un autentico "golpetazo" de verdad y de sinceridad, que a más de uno le han situado frente a la realidad de un problema que no tiene justificación alguna.

El auditorio de esta cumbre en la que se pudieron escuchar algunos planteamientos irresponsables –por no utilizar otros calificativos– sobre las raíces del terrorismo, se quedó paralizado cuando "Pagaza" inició su intervención. Por encima de todo ha llamado la atención la claridad a la hora de denunciar la complicidad permisiva del Gobierno vasco con todo el entramado etarra, la valentía a la hora de hablar del aislamiento tremendo que sufren aquellos que no son nacionalistas en el País Vasco y la contundencia al explicar la libertad con que el brazo político de ETA se mueve sin que el Ejecutivo de Vitoria pongan los medios para evitarlo. En definitiva, la denuncia de la dictadura del miedo y del terror que se ejerce por unos y por otros hacia aquellos que no comparten los objetivos del nacionalismo.

Las palabras y las emociones de Mayte Pagazaurtundua han sido desde Nueva York el mejor megáfono internacional para explicar que el terrorismo etarra mata sin razón, que Batasuna y todo su entramado es la mafia que da cobertura a los pistoleros de ETA y que el Gobierno nacionalista, imbuido en una carrera en dirección contraria a las normas de la democracia, vive pendiente del terrorismo etarra al que permite una cómoda supervivencia saltándose toda normativa básica del Estado de derecho. Palabras valientes de una víctima de ETA, que reciben el aval y el empuje del presidente del Gobierno. Aznar, también en su intervención en esta Conferencia, ha basado sus palabras en dos puntos esenciales: el reconocimiento de las víctimas y la inexistencia de una causa que justifique el terrorismo. Con toda claridad, el jefe del Ejecutivo español ha desmontado cualquier "quimera barata" que justifique no solo el terrorrismo, ni siquiera un acercamiento a aquellos que "dejan hacer" a los terroristas. Mucha claridad, demasiada claridad para gente como Ibarretxe, amigo del trampeo político. Aunque provoca una mayor perplejidad que, en cambio, Rodríguez Zapatero, al que se le suponía un cierto sentido común, esté cada vez mas lejos de la obligada sensatez de quien pretende ser presidente del Gobierno. Aznar cada vez mas claro, Zapatero cada vez mas ambiguo.

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