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No resulta fácil indignarse ante una situación tan divertida en su patetismo como la desvelada implacablemente por el imperio de Polanco, que nos ha mostrado a un Zapatero analfabeto en materia económica y a un Jordi Sevilla más preocupado por su cargo (amenazado por la privanza de Miguel Sebastián) que por la forma de presentar a la opinión pública la propuesta económica del PSOE. No hay que darle al chusco suceso más importancia que la que tiene, pero ¿la tiene?

Sí y no. Que el aspirante a la Moncloa no tenga la más repajolera idea de economía carece de importancia si elige bien a los responsables del área en cuestión. Pero ¿cómo elegir a alguien que vaya en la buena dirección si se desconoce el código de circulación? Claro que también eso podría tener una lectura positiva: como los socialistas no creen realmente en nada, lo único que tienen que hacer es lo mismo que hace bien a la Derecha pero llamándolo al revés. Y la propaganda la bordan, hay que reconocerlo. Por ejemplo, cuando Zapatero hacía suya la idea de España, semejante en eso a Aznar, estaba muy bien. Lo malo ha venido al ponerse original, o sea, rastreramente servil ante los ucases de Cebrián y Rencor González.

En aquella época llamaban al político leonés "Zapatitos" en los muñegotes del Plus y lo pintaban como un tonto masoquista. Da la impresión de que, por mucho que les obedezca, tampoco consigue su respeto. Este episodio de humor negro, servido por CNN+, pondrá aún más nervioso a Zapatero, divertirá mucho a González y perjudicará al PSOE. Es decir, que se mantendrán las constantes del dominio prisaico sobre la Izquierda española. Malo, pero siempre empeorando. Qué maldición.


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