Menú
Juan Manuel Rodríguez

El fútbol visto desde una jaula de plexiglás (y II)

Seguiremos llegando tarde mientras no enfoquemos la violencia en el fútbol como un problema integral, un asunto que nos afecta absolutamente a todos. Llegaremos tarde si la solución de los clubes es el "¡y tú más!", y la de los políticos consiste en lavarse las manos o hacerse fotografías en año electoral. El problema es la memoria... ¿Cómo se llamaba aquel chaval de la Real Sociedad que fue apuñalado en el estadio Vicente Calderón? ¿Cómo se llamaba el niño que murió quebrado en dos por una bengala? ¿La persona que apuñaló a aquel aficionado de la Real era del Atlético de Madrid? No, aquel individuo era un asesino que utilizó el fútbol como tapadera. Tarde o temprano habría asesinado en cualquier otro sitio y bajo cualquier otra excusa, seguro.

En Italia también llegan tarde. El otro día murió Sergio Ercolano, un chaval de veinte años cuyo único pecado fue acudir a presenciar el partido entre el Avellino y el Nápoles. La muerte del "tifosi" del Nápoles era continuación de otros muchos incidentes violentos que tuvieron su máxima expresión el 29 de enero de 1995, cuando en las horas previas del Génova-Milán, Vincenzo Spagnolo fue rodeado por varios seguidores del equipo milanista y uno de ellos, Simone Barbaglia, le dio una puñalada en el abdómen. El muerto tenía veinticinco años y el asesino –un aprendiz de jardinería– únicamente diecinueve. Tan sólo después de la muerte de Sergio Ercolano, el ministro del interior italiano, Giuseppe Pisanu, decidió convocar una reunión de urgencia con los presidentes de la federación italiana de fútbol y la Lega y con el jefe de la policía.

Pensé que me encontraba ante una reseña de "Mad Max 3", pero no. Inter y Milán ya han encontrado su solución: encerrar en dos grandes jaulas de cristal blindado o plexiglás a los seguidores de los equipos que visiten San Siro. Las jaulas se ubicarán en los fondos del tercer anfiteatro y en la parte frontal y en la posterior serán instaladas grandes redes para evitar el lanzamiento de objetos hacia el campo. Vamos, ¡como Copito de Nieve!... ¿Ese es el futuro que nos espera a los aficionados? ¿Tendremos que acostumbrarnos a presenciar los partidos de fútbol a través de los barrotes de una jaula de plexiglás? Triste y poco imaginativa solución para el problema de la violencia en el fútbol la que nos obliga a convertirnos en gorilas durante noventa minutos. ¿Cuál será el próximo paso? ¿Que los futbolistas nos echen cacahuetes?


En Deportes

    0
    comentarios