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Víctor Gago

El rey pescador

El suelo es el cielo de políticos y burócratas isleños; el intervencionismo, su mística; el Boletín Oficial, su evangelio; y la multiplicación de agencias gubernamentales, su iglesia militante. En ninguna otra región española (apostaría a que del mundo), la regulación del territorio y los misterios del ciclo artúrico se parecen como dos gotas de agua. La gente pisa un erial de cactus y lava, en el que sólo la mesa redonda del poder político y administrativo sabe ver un grial rebosante de pasta gansa. Dentro del concejal de Urbanismo del último pueblo de La Gomera o de Fuerteventura, hay un rey pescador, más ducho en el arte del trinque que en el de la caña, capaz de recitar en verso la normativa del suelo y de ver el cáliz de la alianza junto a cada licencia de obras. José Manuel Soria, presidente del PP de Canarias, ha conmocionado a los fanáticos del suelo sagrado, proponiendo la desaparición de la Cotmac (Comisión de Ordenación del Territorio y del Medio Ambiente de Canarias), el ente administrativo que concentra las competencias sobre el territorio, una especie de tabla redonda de la caballería mangante, donde se autorizan o prohíben a discreción planes urbanísticos propuestos por ayuntamientos y cabildos. En esta Comunidad autónoma no se urbaniza un solar sin que la Cotmac lo bendiga.

Soria aboga por un regulador del suelo eminentemente político (no administrativo), de factura y procedimientos simples y dependiente del cabildo. De acuerdo a esta traza, cada isla fijaría su propia medida de desarrollo urbanístico y medioambiental, a través de la institución de gobierno de competencia insular, que es precisamente el cabildo. No parece un gran avance reemplazar un rey pescador por otro. Sin embargo, en una región donde cerca de 50 por ciento del territorio está protegido y está en vigor una moratoria turística acompañada de unas rígidas directrices de planificación vertical del modelo de desarrollo, aprobadas por el anterior gobierno presidido por el izquierdista Román Rodríguez, no es lo mismo un cabildo gobernado por el PP que otro donde gobiernen Coalición Canaria o el PSOE.

El subvencionado "cuarto sector" de las ONG conservacionistas ya ha puesto el grito en el cielo. Califica la propuesta del PP de "barbaridad", y afirma que "la Cotmac es uno de los pocos órganos que existen actualmente en Canarias que evita en realidad que se produzcan acciones urbanísticas y territoriales que sigan dañando aún más nuestro ya de por sí deteriorado medioambiente". Como de costumbre, justo lo contrario de lo que en realidad ocurre. Si algo no es la Cotmac, es justamente un órgano "participativo y democrático". Está formada por técnicos de las distintas Administraciones Públicas, elegidos a dedo, y su método de decisión consiste en maratonianos encierros en los que su resolución prevalece sobre la de los plenos de cabildos y ayuntamientos democráticamente constituidos. Es la Cotmac y su patosa burocracia antidemocrática la que ha amparado, cuando no promovido directamente, todas las agresiones contra el 50 por ciento del territorio de Canarias donde aún es posible construir.

La idea de Soria supone desmontar el tinglado de financiación ilegal de partidos y puro mangoneo que la casta de políticos y burócratas se ha montado con base en la superstición ecologista y el asfixiante sistema institucional formado nada menos que por cuatro Administraciones, a cuál más intervencionista. No derroca al rey pescador de pelotazos, pero al menos empieza a limitar su poder.

amando de miguel


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