"Informe semanal" dedicó el sábado un verdadero publirreportaje al DVD y vídeo recopilatorio de las actuaciones de "Martes y trece". Harta ya la audiencia de las repetidas entrevistas al cosmonauta Duque y enterados, por activa y por pasiva, de todo lo que compete al pontificado de Juan Pablo II, recordar los momentos memorables del dúo humorístico fue un alivio y una alegría.
Viendo la parodia de Encarna Sánchez de Josema y Millán, y lo que ahora hay de porquería informativa sobre la célebre locutora, cualquier telespectador puede constatar el declive de la televisión y la degradación de sus contenidos. Poco espacio ocupa en la actualidad el humor inteligente en la pequeña pantalla y, será por eso, que TVE ha decidido sacar del baúl de los recuerdos, al igual que hizo con "La bola de cristal", los mejores momentos de "Martes y Trece".
Ya sabíamos que lo más valioso de la televisión pública son sus archivos: un verdadero festín lleno de piezas que, bien administradas, dan para llenar la programación de varios canales temáticos con mayor dignidad que lo que actualmente se produce a precios astronómicos. Por eso, no estaría mal pensado que, para ahorrar dinero, además de poner en venta sus "incunables" y junto a una reducción de plantilla que la SEPI no se atreve a acometer, le sacaran partido a todo el material grabado, sobre todo si es irrepetible, como las actuaciones de "Martes y Trece".
Ahora, tal y como está el mundo audiovisual y el estado comatoso o degradado de las cadenas generalistas, por mucho humor que se le eche, no hay cómico que pueda hacer unas parodias de la televisión como las que hicieron en su día Josema y Millán sobre la Doctora Ochoa o Jesús Hermida. Los personajes televisivos tienen escasa personalidad y los cantantes famosos y personajes populares están ya tan explotados en los programas de cotilleo que no arrancan ni una mueca que no sea de conmiseración o hastío.
El recopilatorio de "Martes y Trece" da fe de un momento en el que cabía la risa ingeniosa. Volver a verlos es como recuperar un momento casi inocente en el que se ofrecía gratis la risa. Ahora tendremos que volver a pagar el DVD si queremos disfrutar de lo que sufragamos con nuestros impuestos. Pocas esperanzas quedan de que los administradores de TVE sean capaces de suministrarnos, ni siquiera una vez al año, un especial de humor como lo hicieron antaño, y menos de que sepan sacarle un buen rendimiento a todo el material que guardan en sus bodegas. Lo suyo es administrar mal los recursos y lo nuestro, pagar tres veces por recuperar la sonrisa.
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