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Hace ya algunos años, cuando un servidor empezaba a corretear por ahí con una de aquellas contundentes y pesadas grabadoras a cuestas, un compañero más veterano que yo me recomendó lo siguiente: "nunca seas amigo de un futbolista y jamás en tu vida veas los partidos desde el palco". A lo largo de estos años no he podido evitar –más por acercamiento suyo que mío– el conocimiento cercano, que no me atrevería yo a catalogar como amistad, de algunos directivos, jugadores o árbitros. Relación o conocimiento (y vuelvo a emplear conscientemente dicho término) que me ha resultado básicamente incómodo puesto que, al final, siempre tratan de utilizarte. Y porque, como confesaba Maruja Torres, acaba siendo más fácil criticar a quien no conoces personalmente. En cuanto a lo segundo, sí puedo presumir gozosamente del hecho de no haber visto jamás en mi vida un partido de fútbol desde el palco presidencial.
 
Los palcos son peligrosísimos. Los canapés que reparten por los palcos contienen una sustancia secreta que te atonta, anulando tu faceta crítica. Por eso, los presidentes de los clubes de fútbol se empeñan en enviar invitaciones a los palcos. Y por eso mismo, según el contrastado testimonio de terceras personas que sí estuvieron allí y que pueden dar fe de ello, bellísimas sirenas disfrazadas de azafatas te acercan una bandeja en el descanso y, sonriendo, musitan muy bajito "¿un canapé?"... Y a ver quién es el guapo que le dice que no a la sirenita del estadio Santiago Bernabéu. O eres Robocop o acabas encallando contra la bandeja.
 
Viene todo esto a colación porque el director general del Barcelona, Ferrán Soriano, ha revelado que la anterior directiva, presidida por Joan Gaspart, permitía el acceso de 6.900 espectadores gratuitamente a los partidos que el equipo jugaba en el Nou Camp. Existían 500 "pases de bar" –¡500 oigan bien!– que se habían repartido en el pasado y que la nueva junta directiva valora ahora en 4 millones de euros anuales.
 
¿Fue debido a eso por lo que tardaron tanto tiempo en reaccionar en Barcelona? ¿Los canapés que repartían en el Nou Camp, oportunamente presentados por la sirenita azulgrana de turno, estaban sazonados con algún tipo de narcotizante? Lo desconozco. El caso es que el socio pagó la "barra libre" de Joan Gaspart y éste sigue representando al Barcelona en las reuniones de la Federación Española de Fútbol. Su desmán económico lo arrastrará el club azulgrana los próximos diez años. Ya podía estar rico el famoso canapé.

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