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Ignacio Villa

Un político con trampa y cartón

Nadie pone en duda que Alberto Ruiz Gallardón "sabe latín". Es más, se mueve con gran rapidez y agilidad en los terrenos que le son más difíciles y adversos. Muy brillante pero, ¡ojo!, también muy desleal con su propio partido. Primero está él, y después vienen los demás; incluido, por supuesto, el Partido Popular. La respuesta esgrimida por el Alcalde de Madrid en "La mañana" de Federico Jiménez Losantos es, por encima de todo, una respuesta de egoísmo político poniendo por encima de su partido a su propio protagonismo.
 
Habrá que ir por partes. En primer lugar hay que dejar anotado que las críticas, públicas y notorias, escuchadas este lunes de boca de los dos vicepresidentes del Gobierno por la subida de impuestos del Alcalde madrileño no tienen precedentes. Que Rodrigo Rato y Javier Arenas hayan salido a criticar a Gallardón, ante la dirección regional y provincial del partido, es un hecho del que no encontramos fácilmente un ejemplo en el pasado. Y sería una ingenuidad pensar que esta iniciativa de los dos vicepresidentes del Ejecutivo es una ocurrencia personal o repentina. Nada más lejos de la realidad. Nadie se equivoca si piensa que las andanadas de Rato y Arenas están perfectamente calculadas y diseñadas desde la dirección popular. Madrid es una pieza clave para cualquier mayoría absoluta en unas elecciones generales, y Gallardón podría ser un peligroso ejemplo para otros Alcaldes del PP de media España. Con esta batería de críticas desde lo más alto del Gobierno, y a pesar de los silencios de Aznar, se ha intentado parar los pies con rapidez y contundencia a una iniciativa que rompe con las políticas populares. Pero, por el momento, Gallardón parece dispuesto a resistir.
 
Su respuesta diciendo que una palabra de Mariano Rajoy le haría cambiar de planes es una respuesta con trampa y cartón. El alcalde madrileño le está diciendo: "Mariano, no me mandes emisarios, si quieres algo de mí, dímelo sin intermediarios". Y es que a estas alturas nadie puede pensar que Rato y Arenas vayan por libre. Si han hablado con la claridad y la contundencia con que lo han hecho es que sabían la repercusión que iban a tener sus palabras y, desde luego, no lo hacen si no cuentan con el visto bueno del actual secretario general del Partido Popular.
 
Gallardón ha devuelto la pelota, pero puenteando a Rato y Arenas. Ha tirado a lo más alto. "Si quieren algo, que me lo diga Rajoy". Lo dicho, eso se llama egoísmo político, es una deslealtad como un camión de grande. Otra vez Gallardón va a lo suyo. Ya no quedan resquicios para la duda.

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