Hace 30 años, el 10 de Octubre de 1973, moría un gran economista y pensador, Ludwig Von Mises. Mises aunó coraje y genialidad en su batalla intelectual contra el socialismo y el nazismo. A este pensador se debe la demostración de la imposibilidad teórica del comunismo. Según Mises, la planificación económica no funciona porque al no existir un mercado propiamente dicho con precios libres para los bienes de capital, no hay posibilidad de cálculo económico alguno. De ahí que los planificadores conduzcan la economía de forma caótica, y que tanto el despilfarro de los recursos como la escasez de bienes de consumo sean habituales en los regímenes comunistas.
Baste decir que su obra El Socialismo, donde por primera vez, en 1922, enunció el que después se conocería como el “teorema de la imposibilidad del cálculo económico socialista”, causó una gran polémica y dio origen a un prolongado debate entre los socialistas de la época como Oscar Lange, quien acabó admitiendo a regañadientes la ineludible necesidad de un sistema de precios. Y, además, fue la obra que “convirtió” al liberalismo al premio Nóbel de economía, Friedrich A. Hayek.
Pero Mises no sólo contribuyó al pensamiento económico con su análisis devastador del socialismo. Su Teoría de la moneda y el crédito (1913) habría bastado por sí sola para otorgarle un lugar privilegiado entre los grandes economistas del siglo XX. En ella explica que las crisis y los ciclos económicos eran la consecuencia última de la inflación, y que ésta se debía a las políticas monetarias expansivas de los Estados. Mientras Keynes fue incapaz de prestarle a esta obra la atención debida, el actual presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan aprendió de Mises esta lección fundamental, la cual llevó al actual presidente de la Reserva Federal a convertirse en su juventud, en los años 60, en un firme partidario del patrón oro.
La obra cumbre de Mises no llegaría hasta 1949. La Acción Humana, un tratado de economía revolucionario en donde prescinde del hombre-autómata de la economía matemática para refundar la ciencia económica sobre un nuevo paradigma, firmemente asentado en el axioma de que el individuo actúa para superar situaciones insatisfactorias, ordenando a tal fin los medios materiales y los conocimientos que posee. De este modo, Mises pudo decir con mucho mayor fundamento que sus colegas matemáticos que los consumidores son soberanos en el mercado. Como ha señalado un discípulo suyo, "la producción libre se orienta a atender los deseos que se supone abrigarán los consumidores mañana". En esa misma opus magna ya señaló los problemas de la "tercera vía", por cuanto el intervencionismo distorsiona la estructura productiva y el sistema de precios, generando en última instancia paro y pobreza.
Mises fue capaz de formular una teoría sobre la economía consistente que, al mismo tiempo, refuta las ideas contrarias al liberalismo que siempre profesó. De él dijo Friedman que era "uno de los grandes economistas de todos los tiempos". Por ello, sus obras, –disponibles en español en Unión Editorial–, jamás perderán vigencia como antídotos contra las voces que para solucionar los problemas económicos piden más Estado y, por tanto, menos mercado.
Como señaló el asesor de Adenauer, Wilhem Roepke, “Afortunado el lector que encuentra a Mises, porque por fin verá desaparecer la niebla que ante los ojos del observador casual cubren la economía y las interacciones humanas".