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Ha dicho López Aguilar, bajo el influjo del hermano de Juan Guerra, que hay que poner a la derecha en su sitio. No sé en qué sitio estará pensando López, ahora que el PSOE ya no gestiona checas. No será un lugar físico, claro, será seguramente el ostracismo. ¿Pero dónde se cree López que está la derecha desde que Carrillo se quitó el peluquín?
 
Lleva la derecha ocho años demostrando lo que es buen gobierno, ocho años obteniendo resultados que la izquierda no se atrevería a soñar en plena borrachera de optimismo, ocho años dejando claro que casi todo lo que los socialistas y los comunistas travestidos sostienen está equivocado o conculca las leyes. Ocho años revalorizando la imagen de España en el mundo. Y sin embargo sigue la derecha atemorizada y callada, no se vaya a molestar nadie.
 
Ha hecho muy bien el PP en no dar su apoyo al vergonzoso acto de las “víctimas del franquismo”. Negarse a esa patraña sectaria y lacrimógena ya es mucho. Pero tras ese gesto ya no le quedaron fuerzas para protestar, para denunciar que la gente que ocupó las Cortes sólo se representaba a sí misma y no tenían ningún derecho a gritar sus consignas en el templo de la democracia, ni a tratar de deslegitimar al partido democrático más grande de España, el que goza de la mayoría absoluta, el único que ha gobernado España en muchos años sin recurrir al delito y sin corromperse con fruición.
 
A lo mejor hay que haber pasado por la izquierda, conocer el percal desde dentro, para no ceder al espejismo de sus buenas intenciones, para no aceptar la más mínima pretensión de superioridad moral, para no dejarse colar ni una. Que alguien lo diga de una vez: nada en absoluto hay de admirable en ese supuesto antifranquismo que se moviliza veintiocho años después de muerto el general. Mienten algunos sin saberlo porque la vejez altera la memoria. Otros mienten a conciencia. Los que ellos dicen representar mataron tanto o más que Franco y, desde luego, torturaron más. Ellos acabaron con la Segunda República. Así que u honramos a todos los caídos o no honramos a ninguno. ¿Por qué no gritan su “no a la guerra” delante de la sede del PSOE, que es el partido que provocó la nuestra?
 
La ridiculez del otro día fue un acto hostil para con la mayoría del pueblo español, un aquelarre antidemocrático en la casa de las leyes. No merecen ningún respeto quienes han organizado tal farsa. ¿Por qué calla todo esto la derecha? Porque sigue en el ostracismo ideológico desde que el asesino de Paracuellos y la Pasionaria se presentaron en Madrid como viejecitos respetables. No hace falta que López ponga a la derecha donde ya está.
 

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