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Ricardo Medina Macías

España y las lecciones de economía

Menudo papelón están haciendo los gobiernos de Alemania y Francia al maniobrar para que, por tratarse de ellos, se relajen las reglas de la disciplina fiscal europea. ¿Qué sigue? ¿Pedir subsidios de la comunidad internacional como si hubiesen ingresado al club de las repúblicas bananeras?
           
A Jacques Chirac le debe haber sentado muy mal el editorial de Pierre Rousellin publicado en el diario Le Figaro. El editorial, titulado “Escuchar a España”, dice: “Después de diez años de crecimiento sin interrupción, España nos da una lección de economía”. Una lección básica, por cierto. Sin ortodoxia presupuestaria ningún país puede crecer sostenidamente.
           
Hoy España crece a una tasa superior al 2% anual, en medio de una Europa –especialmente Alemania y Francia– que se debate en el estancamiento y en la decadencia. Hoy España muestra estupendas cuentas fiscales, que en buena parte son resultado de haber hecho una reforma tributaria que disminuyó las tasas del impuesto sobre la renta, eliminó gravámenes especiales y estableció impuestos al valor agregado, como lo demandaba su pertenencia a la Unión Europea, de cobertura universal y tasa única.
           
Mientras tanto, Alemania y Francia han superado la marca fatal establecida por los diferentes tratados que han dado forma a la Unión Europea y ostentan déficit fiscales cercanos a 3% del producto interno bruto. Los abultados déficit, por cierto, son el caldo de cultivo de un alto desempleo, como elocuente desmentido a las trasnochadas teorías de que un abundante gasto gubernamental propicia el crecimiento económico. Nada de eso. Sucede lo contrario.
           
El artículo en Le Figaro lanza el dardo directo contra la arrogancia de Chirac y de los ministros de economía y finanzas europeos que han consentido en relajar –por motivos políticos y electoreros– las reglas de finanzas públicas sanas, en beneficio de Alemania y de Francia.
           
Europa no se construirá sin escuchar a España. Y es que ha sido el comisionado español en la Unión Europea quien ha advertido que la pertinacia de Alemania y Francia en la irresponsabilidad fiscal ha roto el pacto fundamental de la Unión y perjudica a todos en el viejo continente. En respuesta a la advertencia, los políticos franceses han sacado a relucir la mejor retórica sibilina para demandar “flexibilidad” y por supuesto han acusado al gobierno español de comportarse con una odiosa rigidez.
           
No, no es rigidez. Es simple y llanamente la certeza de reglas que obligan por igual a todos para preservar la salud de la Unión Europea. Sin duda, si los países que hubiesen incurrido en déficit fiscales elevados fuesen de los considerados “menores” por las arrogancias teutona y gala –digamos Grecia o Portugal– los alemanes y franceses habrían sido implacables con ellos.
           
No me explico, de veras, cómo algunas personas supuestamente inteligentes siguen admirando a Monsieur Chirac. Está logrando la hazaña nefasta de convertir a Francia en una república bananera incapaz de poner en orden sus finanzas públicas.
           
A los políticos argentinos les tomó medio siglo arruinar a su país, ¿romperá la marca Chirac?
 
© AIPE
 
Ricardo Medina Macías es analista político mexicano.
 

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