Sólo el sectarismo o la incapacidad intelectual de muchos medios de comunicación para separar el grano de la paja y la patológica incompetencia de la Derecha española para explicarse a sí misma y explicarle a la Nación lo que hace el Gobierno nos permiten aproximarnos al misterio de que la mejor noticia de la historia moderna de España, la auténtica revolución liberal que silenciosamente se está produciendo en los ocho años de Gobierno Aznar, no merezca siquiera los titulares de los medios supuestamente favorables al PP, cuando no aparece exactamente como lo contrario de lo que es.
Uno se asoma, por ejemplo, a la versión de Internet del "ABC", faro tradicional de la Derecha española, y se encuentra con que "ha subido el paro". Así lo repicaron las agencias de noticias, empezando por la gubernamental Agencia EFE a primera hora de la mañana. Sin embargo, si se busca la información completa de las últimas noticias en materia de contratación y empleo, así como de cotización a la Seguridad Social, se tropieza con todo lo contrario: se han creado casi ciento treinta mil nuevos empleos, y treinta mil personas más se han inscrito en el INEM incorporándose o reincorporándose a la población activa. Mayormente, incorporándose, porque son más de cinco millones los nuevos puestos de trabajo que se han creado en los últimos años y son casi cinco millones los nuevos cotizantes a la Seguridad Social, medio millón más de los previstos por el mismo Gobierno.
Y la mayoría de los nuevos empleados legalmente registrados y dispuestos a ayudar y ser ayudados por el sistema de pensiones y ayudas del Estado son mujeres, en una relación de casi tres a uno con los hombres. Hemos pasado de algo menos de doce millones de trabajadores, estancados desde principio de los setenta hasta mediados de los 90, a casi diecisiete millones. El salto productivo es de tal magnitud, el mérito de la sociedad española –e indudablemente también del Gobierno que ayuda o no obstaculiza su desarrollo– es tan gigantesco que irrita la incapacidad de contar y contarnos lo que pasa, sobre todo cuando junto a cosas horribles como los ibarreches y rovireches pasan cosas tan extraordinarias como este salto adelante de toda una generación de mujeres, una parte de ellas inmigrantes, que han cambiado la faz del mercado laboral español.