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Pío Moa

Insistiendo en algunas aclaraciones

El señor Baer sigue confundiendo algunas cosas elementales. Pero es bueno insistir  en ellas porque después de todo se trata de errores, lógicos o de hecho, que han sido muy difundidos en estos años, más o menos interesadamente.
  
Wiesenthal  dice, como yo señalaba en el artículo cuestionado por el señor Baer, que la expulsión de los judíos fue un precedente del Holocausto. Y yo decía que, en todo caso, sería un precedente de  la expulsión de numerosos palestinos por los judíos en pleno siglo XX y con métodos peores que los de los Reyes Católicos. Esto no es antisemitismo, sino la constatación de un hecho.
   
El señor Baer intenta desviar la cuestión hacia el supuesto totalitarismo precursor de los Reyes Católicos, que, según él, defienden libros “serios”. Tan serios, seguramente, como la opinión de Wiesenthal. El antisemitismo en España fue fundamentalmente religioso, y la atención a la raza, o a algo muy parecido, está profundamente enraizada en el propio judaísmo.
  
Por supuesto, constatar estos hechos no significa justificar la expulsión del siglo XVI. Pero tampoco conviene creer lo que imagina el señor Baer, es decir, que la expulsión  “dejó un vacío en el comercio, la medicina y el pensamiento que la población católica española no pudo llenar, lo mismo que ocurrió con los moriscos en la agricultura”. Todas esas cosas están siendo sometidas a revisión por historiadores solventes, y la propia lógica le dará al señor Baer algunas pistas: la expulsión de los judíos coincidió con la ascensión de España a primera potencia mundial, y la creación de una cultura de primer orden en literatura, pintura, pensamiento, etc. Aunque los españoles no prestaron excesiva atención al comercio, desarrollaron un importante pensamiento económico, y gracias a sus empresas políticas y comerciales establecieron, por primera vez en la historia, la intercomunicación entre todos los continentes. Podríamos seguir así mucho rato. En mi artículo argumentaba: ¿Es que todas estas cosas ocurrieron gracias a la expulsión de los judíos? Evidentemente no: sostenerlo sería tan estúpido como pretender que dicha expulsión privó a España del principal nervio cultural. No  crea el señor Baer, acríticamente,  lo que cuentan algunos libros “serios”.
  
Y por supuesto que hay un fondo racista en su interpretación: pretende que los elementos progresistas  y culturalmente valiosos en España serían los judíos y los moriscos, mientras que los católicos –los españoles propiamente dichos en aquella época– serían los factores de atraso. Algo así, aunque con otros calificativos, decían los nazis de los hebreos.
   
Encontramos la misma credulidad  en el señor Baer con respecto al salvamento de judíos por el franquismo durante la II Guerra Mundial. Decir que el rescate de judíos por diplomáticos españoles –que eran muy franquistas–, se hizo “a pesar del régimen”, ya revela poco respeto a la lógica y poco conocimiento de la época. Es parte de un falseamiento de la historia como el que realizan los Espinosa, Blanco Escolá, Preston, Carcedo y tantos otros a quienes el señor Baer concede un crédito realmente excesivo.  Los que él llama “historiadores pro republicanos” no hacen más que repetir, con uno u otro matiz, la propaganda desarrollada por la Comintern en aquellos años, y ese solo hecho ya debía hacerle reflexionar.
   
El señor Baer revela muy poca honestidad, por no decir algo más enérgico, cuando sugiere que mis tesis se parecen a las de quienes niegan el Holocausto: tergiversa, omite, desvirtúa mis tesis, y trata de engañar o de engañarse respecto de ellas. Eso suele llamarse fanatismo.
 

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