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Gastar más, gastar mejor

El gran problema de las Fuerzas Armadas españolas es su excesiva burocratización. Nuestra defensa gasta casi tanto en administración como en gastos operativos de las Fuerzas Armadas. Es más, el gasto burocrático crece en 2004 un 7,1%, frente al incremento de tan sólo un 1,8% de los gastos para operación y sostenimiento de los ejércitos. Aún peor, si descontamos los créditos de personal, los gastos de funcionamiento administrativos aumentan un 11,4%, mientras que los gastos operativos decrecen un 1,5%. El programa de administración absorbe ya casi una cuarta parte del conjunto de los recursos que dedicamos a la defensa.
 
Un segundo problema es la existencia de material y equipos excesivamente viejos y heterogéneos en nuestras Fuerzas Armadas. Esto hace que el gasto en mantenimiento de material sea aún mayor que el presupuesto de adquisición de nuevos equipos. Así, el programa de apoyo logístico para el próximo año supera los 1.029 millones de euros, mientras que el de inversiones para modernización apenas llega a los 1.000 millones. Esto significa dos cosas. Primero que las inversiones son escasas. El gasto militar español es una cuarta parte del británico, pero nuestro gasto en equipamiento es una octava parte. Segundo, que el gasto en mantenimiento es excesivo, porque cuanto más antiguo es el material, alguno ya fuera de fabricación, más caro y difícil es mantenerlo.
 
Un tercer problema es el desfase que existe entre los compromisos de gasto y el presupuesto real. El gobierno ha aprobado ocho importantes superprogramas para defensa: avión de combate EF-2000, fragatas F-100, carro Leopardo, avión de transporte A 400M, helicóptero de combate Tigre, submarinos S-80, vehículos de combate Pizarro y buque de proyección estratégica LLX. El monto total de estos ocho programas suponen 20,5 millardos de euros. Sin embargo, el presupuesto anual para los mismos asciende a poco más de 500 mil. Este desfase implica alargamientos en los programas, fórmulas de planeamiento financiero y otras ingenierías contables. Pero al final lo que se pone de manifiesto es que los recursos son insuficientes para abordar el proceso de modernización en marcha. La transformación ni se plantea.     
 
Es cierto que el  presupuesto de defensa español para el 2004 se incrementa en 267 millones de euros. Sin embargo, la mayor parte de ese incremento, 107 millones se destina a aumentar los gastos de personal. Por el contrario, sólo 86 millones irán a aumentar las inversiones. Esto hace que más del 57% del total del presupuesto siga gastándose en personal, frente al 42,9% que se invierte en material. Es claro que España necesita incrementar sus presupuestos de defensa, pero es aún más evidente que necesitamos gastar mejor.
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.

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