Es un milagro. Boca Juniors, flamante ganador de la Copa Intercontinental, se proclama campeón del mundo de clubes en contra la política de sus propios dirigentes que dejan escapar continuamente a sus estrellas por tres euros. Sucede como en aquella anécdota que cuentan sobre un jovencísimo Winston Churchill quien, recién llegado al Parlamento, le dijo a un veterano diputado lo siguiente: "¿Así que aquellos de enfrente son nuestros enemigos?", a lo que el viejo político contestó: "No hijo, no. Aquellos de enfrente son nuestros adversarios. A los enemigos los tienes detrás tuyo". Carlos Bianchi tiene siempre detrás suyo a Mauricio Macri, candidato a la jefatura del Gobierno y empeñado ahora en reconquistar la presidencia del club probablemente para intentar otra vez el salto a la política. Del Boca se fueron Cagna, Riquelme, Coloccini, Palermo, Barros Schelotto, Arruabarrena, Delgado, Samuel... Ahora se marcha Battaglia por dos millones y medio de dólares, y es lógico suponer que en un futuro próximo lo hagan Tevez o el propio Iarley a quien Bianchi se sacó de la manga para sustituir a Delgado. Salen once. Justo. Un equipo completo. Y eso sin realizar un ejercicio serio de memoria.
En Buenos Aires la gente dice que Bianchi tiene el número del teléfono de Dios y le cantan eso de "Vení, vení, bailá conmigo, que un amigo vas a encontrar". Y es que el milagro de Boca Juniors, equipo de fútbol en permanente reconstrucción, se debe a este hombre de poco pelo blanco que, como algunos de sus futbolistas, sueña también con decir adiós, pero en su caso para no volver. Bianchi tiene 54 años y lo ha ganado casi todo: cuatro Ligas, tres Copas de América y dos Copas Intercontinentales. Después de la Copa Libertadores y el Torneo Apertura, el "profesor" consigue ahora la "triple corona". ¿Quién da más? Mauricio Macri no.
En un mundillo tan pedante y "ombliguista" como el del fútbol llama mucho la atención encontrarse con un hombre que se define a sí mismo como un "entrenador simple" y que no quiere complicarle en exceso la vida al futbolista: consignas breves y sencillas, fáciles. De esa forma Boca ha logrado vencer al todopoderoso Milán que entrena Carlo Ancelotti, un equipo con Maldini, Seedorf, Rui Costa, Shevchenko, Pirlo, Kaká o Inzaghi. Seguro que más de uno se arrepiente de no habérselo traído a España cuando todavía tenía ganas de seguir. El Fútbol Club Barcelona, por ejemplo, sí que necesitaría ahora ese número de teléfono que dicen que Bianchi guarda con tanto celo.