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Aprender de la experiencia

Tras veinticinco años de convivencia bajo la Constitución de 1978 y dos legislaturas de gobierno popular podemos extraer algunas conclusiones de relativa utilidad para el próximo Presidente del Gobierno.

El ejercicio del poder requiere de información y análisis. Un Presidente aislado del día a día de sus ministerios es un político preso de sus ministros, de sus silencios y de sus consejos. Ante crisis como la vivida recientemente en torno a la Guerra de Irak, sólo disponiendo de un conocimiento preciso de cuáles eran las opciones reales se podían adoptar decisiones. Para evitar el aislamiento y contar con información y capacidad de coordinación de los distintos ministerios afectados es necesario reforzar la actual estructura administrativa de la Moncloa. La Secretaría de Asuntos Internacionales es insuficiente. Un Consejo de Seguridad Nacional, con presencia de diplomáticos, militares, técnicos de comercio y analistas ajenos a función pública sería la mejor solución. En cualquier caso, debería reforzarse la actual Secretaría, con amplia presencia de los cuerpos vinculados con la acción exterior del estado y con analistas independientes.

En la actualidad el Gobierno dispone de dos Vicepresidencias, dedicadas al ámbito económico y a la política interior. En el futuro sería conveniente crear una Vicepresidencia encargada de coordinar la acción exterior, que reuniera bajo su influencia las áreas de política exterior, comercio y defensa. Un gobierno no puede ni debe tener más de una política. Son muchos los ejemplos en el mundo occidental de descoordinación y nuestro país no está libre de ese mal. Necesitamos cohesionar más la dirección de los ministerios citados y sólo un notable, con experiencia internacional y peso en el partido gobernante podría lograrlo. La primera legislatura de Rajoy, si se confirman los pronósticos, estará marcada por el reto planteado por los partidos nacionalistas y sus sorprendentes socios. Necesitará delegar el día a día de la acción exterior en alguien capaz y de confianza y sería conveniente disponer de la estructura administrativa adecuada.

Dirigentes populares han reconocido que la Defensa será una de sus prioridades, en el caso de formar gobierno. Es incuestionable que requerirá de mucha atención, porque no se trata sólo de aumentar los parcos presupuestos. Hay que repensar sus fundamentos, definir qué Fuerzas Armadas queremos tener, para qué misiones y qué capacidades son requeridas, alterando si fuera necesario los programas de adquisiciones en marcha.

El Partido Popular llegó al poder tras anunciar cambios importantes en la estructura del Ministerio de Asuntos Exteriores, que giraban en torno a la redefinición de lo que es una embajada, aumentando su tamaño, haciendo más presentes a los distintos cuerpos de la Administración del Estado y fijando el papel que corresponde al Cuerpo Diplomático. La reforma no se ha llevado a cabo, el número de diplomáticos en activo es ridículamente bajo y nuestras embajadas tienen dificultades para dar respuesta a las crecientes exigencias de nuestra sociedad en el mundo. Más aún, nuestros diplomáticos no ocultan cierta desmoralización. Es urgente afrontar la reforma pospuesta y dotarnos de la red de embajadas y de funcionarios que nuestra presencia internacional exige.

Este es un buen momento para comenzar a pensar en el diseño del futuro gobierno. Lo que no se lleve trabajado difícilmente se podrá hacer realidad y las necesarias reformas se postergarán una vez más.
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.

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