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Ignacio Villa

Lo peor de lo peor

La insistencia con que los dirigentes socialistas –de todo origen y condición– se empeñan a diario en demostrar que viven en un permanente torbellino interno es de tal calibre que ya es una costumbre cotidiana. No hay día que pase que no nos topemos con la polémica, ni jornada política consumida sin echarse a la boca la correspondiente dosis de rebelión con las más variopintas razones. Si llega el día en el que no nos encontremos alguna voz disonante en el PSOE o alguna crítica interna anunciada a los cuatro vientos, será el día en el que las cosas habrán comenzado a cambiar. Mientras tanto, habrá que insistir en que el socialismo vive una crisis interna sin precedentes y Zapatero se encuentra inmerso en una tormenta constante en la que no aparece solución alguna.
 
El último capítulo de esta historia nos llega desde Extremadura. El presidente de la Junta extremeña, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, barón histórico del PSOE, reconoce sin pudor que su partido no ofrece un proyecto ilusionante para España y que los ciudadanos no encuentran en el programa socialista un atractivo político al que merezca la pena dar su apoyo en las generales de marzo de 2004. Estas afirmaciones de Rodríguez Ibarra son demoledoras, son una descarga de alto voltaje crítico con los suyos, con su ¿líder? y con un equipo de dirección que ya se sabe contra la pared.
 
Lo que ha dicho Ibarra es lo peor que se puede decir a un partido político, más aún si es el suyo. Además, es el mayor reproche que puede recibir un secretario general del PSOE a menos de tres meses para las elecciones generales. Ibarra le está echando en cara a su jefe de filas que ha perdido miserablemente los tres últimos años, que ha sido incapaz de aprovechar una oportunidad histórica, que ha dilapidado el cheque en blanco que recibió en el Congreso Federal. Decir a un cabeza de lista en unas generales que no tiene proyecto y que es incapaz de ilusionar a los ciudadanos es el mayor menosprecio, un desprecio con mayúsculas. Es enseñarle a Zapatero dónde tiene la puerta de salida tras las elecciones.
 
Ibarra reprocha a Zapatero falta de proyecto e incapacidad por ilusionar a los ciudadanos. ¿Qué más se puede decir? ¿Qué tendrá que escuchar Rodríguez Zapatero para darse cuenta de que dan la batalla electoral por perdida incluso desde sus propias filas? ¡Menudodramatenemos por delante! Estamos al comienzo de una agonía política en la que los principales referentes en el Partido Socialista reconocen el fiasco de su actual dirección. El globo Zapatero se desinfla por sus propios errores, por las torpezas de sus asesores y, sobre todo, porque desde dentro de su casa disparan a dar. ¡Vaya panorama!

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