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Amando de Miguel

Correcciones de estilo

Gerard Melgar, de Barcelona, critica el uso de prescindir de la tilde en el adverbio “solo” y en los pronombres “este, ese, aquel” y derivados. Luis Ruiz se suma a lo del adverbio. Lo siento, pero me parece bien el uso que tanto facilita la vida. Me baso en el permiso que nos da la Real Academia Española para prescindir de esa tilde cuando no hay lugar a confusión. Realmente, fuera de algún trabalenguas, no se produce nunca esa temida confusión. Ya que estamos con los pronombres demostrativos, avanzo mi norma particular: “ese” es para referirse al sujeto anterior, “este” es para indicar lo que sigue, y “aquel” solo para un sujeto pretérito o nostálgico. Recuérdese a Bécquer: “pero aquellas, aquellas [las golondrinas] no volverán”. Aun así, cuantos menos pronombres demostrativos se utilicen, mejor.
 
Ignacio Fuentes Peña tiene la duda de si “publirreportaje” es con una erre o con dos. Naturalmente, es con dos, puesto que va entre dos vocales. Prueba a pronunciarlo con una erre y la lengua se paraliza. Otra cosa es que muchas veces se vea escrito “publireportaje”, pero la ignorancia suele ser muy atrevida.
 
Carlos Mainzer se lamenta de las barbaridades ortográficas que se deslizan en los correos electrónicos. Bailan las bes, las uves y las haches, que es un primor. Es la verdad. Algo así empieza a verse en los exámenes de los estudiantes universitarios. ¿Dejará de ser el español una lengua escrita, es decir, sin estructura clara y sin posibilidades literarias? No creo, pero, de momento, la erosión de la ortografía resulta preocupante.
 
Con todo, la ortografía también va cambiando por el uso. Por ejemplo, Antonio Cruces Rodríguez, de Málaga, se escandaliza de que en la radio digamos el “veinticinco aniversario de la Constitución”. No todos. Al menos en la COPE muchos somos los que decimos el “vigesimoquinto”. Lo que ocurre es que los ordinales son a veces de difícil pronunciación. ¿Quién dice lo de “sesquicentenario” (150 años)? Los escrupulosos o los pedantes como yo. El malagueño da en la clave de lo que va a ser la norma: “se usarán los ordinales solo hasta el número diez; a partir de ahí, los cardinales”. De momento es una barbaridad, pero todo se andará. Raúl Lobatón Sánchez se queja de que pronto se oirá: “la tres edición”. No será así, pero lo corriente es decir “el 14 congreso”. El asunto no es tan grave.
 
Jesús Calvo Navarro (entre otros varios) se irrita por la pérdida del artículo en expresiones como “he hablado con Producción”, o “jugar tenis”. A mi modo de ver, esa pérdida solo se justificaría en “ir a Zarzuela”, “recibir en palacio” y locuciones parecidas por una especie de privilegio real (de Rey). En todos los demás casos, estoy con mi comunicante en que suenan forzados. Sobre este particular, Manuel Gualda Jiménez, de Huelva, hace un acertado descubrimiento. “Casi siempre el artículo que se suprime es el femenino”. Tiene razón. Excepto en los juegos (“jugar fútbol”), el artículo suprimido suele ser femenino. En cambio, discrepo de mi corresponsal en que no se debe decir “te mando un correo”, sino “te mando una carta”. Si la carta es a través del correo electrónico, será más preciso decir “te mando un correo” (o “un emilio”, un poco en broma).  Es un caso de útil metonimia (el signo o el vehículo por la cosa).
 

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