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El verdadero problema de Mike Tyson no es el estrambótico Bob Sapp –ex jugador de los Minessota Vikings de fútbol americano y estrella emergente del "K-1", el campeonato más importante en el mundo de "Kick-Boxing"– sino que ha dilapidado una fortuna de trescientos millones de dólares y que la rueda de su desgracia económica –acaba de firmar un acuerdo de divorcio con su ex esposa Mónica por otros seis millones y medio– va a continuar inevitablemente en el año 2004. Eso es lo que arrastrará hasta el cuadrilátero a todo un ex campeón mundial de los pesos pesados para pelear contra un tipo que ni siquiera tiene el reconocimiento de los aficionados de ese deporte de contacto, seguidores puristas que añoran los buenos tiempos de Branko Cikatic, Sam Greco o Maurice Smith. Para ellos Bob Sapp es tan culpable de intrusismo como el propio Mike Tyson, aunque para éste último tiene que suponer un auténtico trago pegarse con alguien cuya última victoria ha sido ante Akebono, un antiguo rey del sumo.
 
Tyson ha pasado por varias fases. En la primera se erigió en el peso pesado más importante desde que Ali decidiera bajarse del cuadrilátero, transformándose además en un ejemplo vivo de cómo el deporte puede reconducir a una persona. En la siguiente fase Tyson se convirtió en su peor enemigo sobre la faz de la tierra y, de paso, otorgó suficiente artillería a los enemigos del boxeo que consideran que no puede surgir nada bueno de tanto golpe. Ahora el "terror del Garden" se ha convertido desgraciadamente en otro "freak" como el enano Hans, la contorsionista Cleopatra o el forzudo Hércules, miembros todos de aquel escalofriante circo que puso en pie Tod Browning allá por 1932.
 
Naturalmente que si Tyson se preparara tumbaría al susodicho Sapp en un santiamén. Pero no se trata de eso. Esto es un circo, como el Kumite aquel de "Contacto Sangriento", una de las primeras películas de Jean-Claude Van Damme. El belga, eventual trabajador de la CIA, tenía que vencer en aquella ocasión al despiadado Chong Li, vigente campeón del torneo. No les cuento el final de la película porque, sinceramente, no lo recuerdo. Como tampoco me gustaría pasar por la tesitura de tener que contarles el final de un hipotético combate entre la "Bestia" y el hombre que pudo haber reinado después de Muhammad Ali. Aunque tengo la impresión de que eso ya ni siquiera depende del propio Tyson.

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