Tal y como apuntábamos el pasado sábado, el grupo de "notables" de Zapatero, en lugar de tratar de maquillar y disimular la deriva y el riesgo que para la estabilidad constitucional conlleva su programa de gobierno, está poniéndolos aún más de relieve. El viernes fue José Bono el que torpedeó la decisión del secretario general del PSOE de hacer suyo, multiplicándolo por 17, el programa de Maragall, al afirmar que "no se pueden pedir ayudas a Europa y luego actuar entre nosotros como vecinos envidiosos". Este lunes, ha sido otro "notable" socialista, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el que no ha podido dejar en peor lugar la política de acercamiento a los nacionalistas consagrada por Zapatero tras el pacto con los independentistas catalanes. El presidente extremeño ha propuesto que los partidos nacionalistas necesiten el 5 por ciento de los votos a nivel nacional para obtener escaño en el Congreso de los Diputados, que es donde reside "la soberanía nacional".
No sólo ha propuesto Ibarra reducir la presencia, ciertamente "sobredimensionada", de los nacionalismos en el Congreso, sino que ha hecho públicas unas reflexiones, también valientes y plenas de sentido común, como son las referentes a cómo los nacionalistas tratan de "robar" la historia de España. Es mera retórica preguntarse si estas lúcidas reflexiones y propuestas de Ibarra perjudican al PP o bien a un partido que, como el PSOE, pretende, al dictado de los nacionalistas, atomizar la soberanía nacional de las Cortes Españolas trasfiriéndola fragmentada a los parlamentos autonómicos, y que asumiría como positiva su influencia en su futuro gobierno, incluso en el área educativa que es donde más letal resulta la falsificación nacionalista de la Historia.