Menú
Víctor Llano

El día después

En Miami han saltado todas las alarmas, después de que el alcalde de Bogotá confirmara que Castro está gravemente enfermo. Hasta ahora, jamás un amigo del coma-andante se había atrevido a corroborar lo que todos sabemos. Tras conocerse las declaraciones de Luis Eduardo Garzón, que se reunió hace pocos días con Esteban Dido en La Habana, y después de que Hugo Chávez viajara por sorpresa a la Isla, en Florida se aseguraba el viernes por la noche que Fidel Castro había muerto. Incluso El Nuevo Herald se hizo eco de un rumor que alcanzó tal magnitud que hasta la policía estadounidense se movilizó para responder a una nueva oleada de balseros y a las previsibles manifestaciones de júbilo de cientos de miles de cubanos que residen en Miami.
 
Una vez más, todo fue nada. Las muchas víctimas de Castro insisten en leer más allá de la noticia, en atar todo tipo de cabos y en servirse de cualquier declaración para adelantar lo que esperan desde hace 45 años. Por desgracia para ellos, nadie confía en que en Cuba cambien las cosas antes de que muera el más importante de sus muchos verdugos. En cualquier caso, el último chisme ha servido para que sepamos de la existencia de un plan de contingencia al que han puesto el nombre de Cambio de gobierno en Cuba.
 
En un primer momento, las autoridades estadounidenses tratarían de evitar una nueva crisis de balseros. En Florida se teme que, una vez muerto Castro, miles de cubanos intenten llegar a sus costas; bien en maltrechas barcazas construidas por ellos, o en las embarcaciones de los familiares que fueran a buscarles a la Isla, tal como sucedió en 1980 en lo que se conoce como “el éxodo de Mariel”.
 
Llegado el caso, Estados Unidos podría valorar la decisión de cerrar todas las entradas de la Bahía de Miami y de los Cayos de La Florida. Como segunda opción se estudia también la posibilidad de bloquear marítimamente la Isla. Para evitar que aviones secuestrados en Cuba se dirijan a aeropuertos norteamericanos, la Fuerza Aérea y La Armada pondrán en alerta sus cazas en las bases de Homestead y de Cayo Hueso.
 
Lástima que se piense tanto en el día después y tan poco en el presente. Lo cierto es que casi todo el mundo parece resignarse con que el tan esperado velorio arregle lo que nadie ha podido o querido arreglar durante 45 años. Todo parece indicar que Fidel Castro va a morir en la cama acompañado de García Márquez y del hermano de Hugo Chávez, nuevo embajador de Caracas en La Habana.
 
Al cada vez más coma y menos andante no le faltarán desalmados que le acompañen en sus últimos momentos. Pásmense, según el diario Granma, este miércoles le visita Su Toda Santidad Bartolomeo, Patriarca Ecuménico. Aunque Castro siempre confesó su ateismo, tal vez hoy, consciente de su deterioro físico, quiera recibir la unción de los enfermos de manos del sucesor del Apóstol Andrés y líder espiritual de 300 millones de cristianos ortodoxos.

En Internacional

    0
    comentarios