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James K. Glassman y Kevin Hassett

No seguirán aprovechándose de lo ajeno

Muchos políticos continúan en su mal concebido y peligroso intento de evadir las disposiciones federales a la reimportación a Estados Unidos de medicinas del Canadá. Se trata de medicinas fabricadas en EEUU, que se venden bajo receta médica, y cuyos precios en Canadá son inferiores debido al control de precio que allá imponen. La consecuencia de esa reimportación sería que los canadienses tengan menos medicinas de alta calidad, que aumente el riesgo de la falsificación y contaminación  de las medicinas y que se reduzcan los incentivos de las empresas farmacéuticas para invertir miles de millones de dólares en investigaciones y desarrollo de nuevos medicamentos.
 
En otras palabras, si los políticos como el gobernador del estado de Illinois, Rod Blagojevich, tienen éxito en reimportar esas medicinas, se sufrirán más enfermedades y más muertes. El gobernador Blagojevich y sus aliados ven el problema completamente al revés. En lugar de insistir en la reimportación deberían tratar que Canadá y otros países liberen sus sistemas de salud, eliminando tanto los subsidios como las restricciones y abriendo sus mercados.
 
Los canadienses gastan menos en medicinas porque son más pobres que los estadounidenses, por lo que la demanda es más baja. Además, el gobierno del Canadá impone un control de precios a las medicinas y a través de su monopolio sanitario restringe y retarda el acceso de nuevas drogas.
 
Canadá no es el único país que actúa así. Monopolios gubernamentales similares prevalecen en Europa, Australia y en otras partes del mundo. Esos países seguramente están violando las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio, al erigir barreras al libre flujo de exportaciones de EEUU a precios de mercado y por chantajear a las empresas farmacéuticas para que vendan sus productos a precios más bajos para evitar así que les suspendan sus patentes. Eso ya es bastante dañino, pero los políticos como el gobernador Blagojevich quieren instrumentar ese mismo sistema destructivo en este país.
 
Los políticos estadounidenses debieran concentrar su atención en el hecho que los canadienses pagan menos por sus medicinas porque se están aprovechando indebidamente de los consumidores de EEUU, quienes financian las investigaciones y los descubrimientos de los nuevos medicamentos, razón por la cual las novedades farmacéuticas surgen en este país, para beneficio del mundo entero.
 
El presidente de la Cámara de Representantes, Dennis Haster, declaró que “es indebido que nuestros amigos de Canadá nos amenacen con robar las patentes de los laboratorios de EEUU para lograr precios bajos y sus controles de precios resultan injustos para los consumidores estadounidenses, quienes no deben ser obligados a subsidiar el sistema médico del resto del mundo”.
 
Esa dura posición del Sr. Hastert refleja lo decidido por el Congreso de EEUU bajo la ley Medicare del año pasado, en la que se instruye al Departamento de Comercio para que identifique “los países que utilizan controles de precios y prácticas similares en el comercio de medicamentos” para así poder calcular “el precio adicional que pagan los consumidores estadounidenses por motivo de esos controles de precios”, lo mismo que el impacto de todo ello en las innovaciones y descubrimientos médicos.
 
Esa investigación que se completará para mediados de año revelará que el verdadero problema está en el comportamiento de presuntuosos burócratas extranjeros, quienes no tienen ningún interés en el complejo proceso de desarrollo e invención de nuevas medicinas.
 
Actualmente, los canadienses, australianos y ciudadanos de otros países se benefician de las innovaciones farmacéuticas de los laboratorios de EEUU, mientras los estadounidenes son quienes pagan por ello. Hay que acabar con eso y la reimportación de medicinas no resuelve el problema. La solución se puede lograr a través de negociaciones comerciales y tenemos que exigir que los demás países cumplan con sus obligaciones comerciales y dejen de subsidiar y de controlar el precio de las medicinas.
 
© AIPE
 
James K. Glassman, presidente de TechCentralStation y académico del American Enterprise Institute.

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