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Ignacio Villa

¡Ay!, aquella foto del balcón...

Ha pasado lo que tenía que pasar: Rodríguez Zapatero ha jugado con fuego y se ha quemado. A nadie puede sorprenderle lo que ha pasado. Los antecedentes que adornan la trayectoria política de Carod Rovira, que ya mantuvo contactos con el entorno de ETA, hacían previsible que esa comunicación volviera a repetirse, y así ha ocurrido. Esta actitud del líder republicano e independentista catalán responde a su historia, a sus ambiciones políticas, a sus exigencias para Cataluña y a todo ese juego de chantajes y amenazas con el que ha ido administrando los resultados que su partido obtuvo en las últimas elecciones autonómicas. No ha de sorprender, por tanto, lo ocurrido, tampoco en la reacción de Carod, ni en su negativa a dimitir, aunque Zapatero ponga cara de marciano despistado.
 
Al secretario general del PSOE habrá que recordarle –mire usted por dónde– que el dirigente que ha hablado a escondidas con los asesinos de ETA es el mismo que apareció con él, con el señor Zapatero, sonriente y satisfecho, en el balcón de la plaza de San Jaime, en Barcelona, asomados con Pasqual Maragall. A estas alturas, el líder socialista no puede renegar de lo que hemos visto todos. Y es que, al dar todas sus bendiciones al pacto PSC-ERC, ahora sólo tiene un camino para recoger velas.
 
Zapatero se ha equivocado gravemente y los hechos lo confirman. En esta ocasión no se puede seguir con declaraciones contundentes en las formas y vacías en los contenidos. Ahora sólo tiene una salida: romper el pacto del Gobierno catalán con los republicanos. Él solo se metió –sin hacer caso a los avisos– en la boca del lobo, y el lobo se lo ha comido. La comparecencia pública del líder del PSOE en la calle Ferraz ha sido patética. Nervioso, dubitativo, disperso y espeso. Un auténtico poema. Zapatero se ha caído con todo el equipo. Y en ese equipo incluimos a todos: Maragall, Blanco, Rubacalba, Caldera, Chacón y toda la corte que se está acomodando en la calle Ferraz. ¿Dónde está ese ruinoso comando de respuestas rápidas para contestar al PP? ¿Que dirá el flamante Comité de Notables?
 
Zapatero ha recibido un golpe duro, y posiblemente definitivo, en su línea de flotación. Zapatero ha recibido el golpe que venía buscando, se ha llevado el castigo que se merece un líder indolente, melifluo y sin carácter. Nos encontramos ante una crisis grave, seria y profunda en el Partido Socialista. Si Zapatero no reacciona y toma medidas, si el secretario general del PSOE cree que aguantando el chaparrón debajo del ala va a parar el golpe, está muy equivocado. Tiene que hacer algo, aunque la experiencia diga que eso es un imposible. El PSOE ha entrado ya en una senda de tal desorientación que, a este paso, los socialistas no necesitan un cambio de líder, pronto necesitarán una auténtica refundación.

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