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Juan Manuel Rodríguez

Reyes, "buque insignia" del Arsenal

José María del Nido aseguró que José Antonio Reyes sería el buque insignia del Sevilla en la celebración del centenario del Sevilla, pero al ver la carretilla de millones de euros que le traía David Dean, vicepresidente ejecutivo del Arsenal, sufrió de golpe un ataque agudo de amnesia... "¿De qué buque me estaban hablando ustedes?... No sé nada de buques, yo sólo conozco el Queen Mary II". Paradoja al canto: el Sevilla pretende viajar en la primera clase de la Liga y para ello decide vender al futbolista más relevante que ha surgido de su cantera en los últimos diez años. Desconozco con qué técnicos hablaría Del Nido (ayer aseguró que todos avalaron la operación) o si se confundiría de agenda telefónica y llamaría por error a los del Betis, pero el traspaso de Reyes supone un serio aguijonazo al proyecto deportivo sevillista de futuro. Conocedor de ello, Del Nido recalcó machaconamente que la operación de Reyes superaba los traspasos de Makaay al Bayern, Ronaldinho al Barcelona o Beckham al Real Madrid. En el caso de éste último, no es así, porque el Manchester United vendió por treinta y cinco millones de euros y el Sevilla lo hace sólo por treinta.
 
La venta de Reyes es muy buena económicamente tanto para él como para su equipo de toda la vida, pero supone un desastre futbolístico. Uno de los tópicos habitualmente más sobados es que el fútbol "es un idioma universal" (Rustu añadía al anterior el sexo y la música). Es cierto que el común denominador en Inglaterra, España, Alemania o Italia es el balón, pero también lo es que no se le trata de igual forma en todas partes. Es un idioma universal pero con giros que cuesta un tiempo entender.
 
La fortuna que tiene Reyes es que cae en manos de Arsène Wenger, un entrenador amante del fútbol de ataque (por eso, le pretendió en su momento el Real Madrid) y que suele sacar el mayor rendimiento de todos sus jugadores. Lo hizo con Henry, a quien enseñan la puerta de salida con la llegada del español, y está en condiciones de repetirlo en este momento con Reyes. Pero el fútbol no es sólo el fútbol sino también el famoso entorno, la familia, la lengua, los amigos, la ciudad y las costumbres, y en eso la experiencia que tenemos los españoles es realmente desastrosa. Mendieta, José Mari, De la Peña, Farinós, Marcelino, Helguera o Martín Vázquez se fueron de aquí como futbolistas contrastados y todos, en mayor o menor medida, tuvieron que regresar "con el rabo entre las piernas". No entendieron el idioma de aquellas Ligas. Esperemos que eso no le suceda ahora a este chaval de veinte añitos a quien Marcos Alonso quiso hacer debutar en Primera División cuando sólo tenía quince. El niño ha crecido y ahora se marcha a un club de enorme prestigio internacional y a una Liga extraordinaria. Igual se cruza por el camino con "Tití".

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