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El ministro argentino Julio de Vido quiere planificar la industrialización. Rafael Simancas está en contra de que los madrileños planifiquen vivir en chalés.
           
El señor Julio de Vido es ministro de Planificación, y además, como si no fuera ello suficiente desgracia, se lo cree. Declaró: “Tenemos un proyecto fuertemente industrialista en el que los servicios, precisamente, tienen que estar al servicio del desarrollo productivo e industrial, algo que nos va a ayudar a solucionar uno de nuestros problemas más graves: la desocupación”. Esto no es ser “fuertemente industrialista” sino fuertemente extravagante. Habrá que explicarle a don Julio que lo del comunismo fracasó entre otras cosas por eso, porque cuando los gobiernos pretenden planificar la economía, y poner unos sectores al servicio de otros, el resultado no es la prosperidad y la generación de empleo.
           
Rafael Simancas rechazó la idea de Esperanza Aguirre de potenciar la construcción en terrenos despoblados, y comentó desdeñoso que la presidenta “quiere llenar Madrid de chalecitos adosados”. La propensión planificadora del señor Simancas le impide reconocer que tan mal no estarán los “chalecitos adosados” cuando la gente quiere vivir en ellos, y cuando ¡él mismo tiene dos!
 
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