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Daniel Pipes

Sharon pierde el Norte en los asentamientos

El primer ministro Sharon, de Israel, ha roto con décadas de su propia historia y ha declarado tener intención de retirar todas las poblaciones israelíes de Gaza, más alguna del West Bank. Hacerlo plantea una pregunta básica: ¿Qué importancia tienen estos asentamientos en el gran esquema de relaciones palestino-israelíes?.
 
Algunos analistas consideran que los judíos que viven en Cisjordania y Gaza son uno de los principales obstáculos para resolver el conflicto palestino-israelí. Por ejemplo:
Thomas Friedman, del New York Times: "Israel debe abandonar el West Bank y la Franja de Gaza tan pronto como sea posible y evacuar la mayoría de los asentamientos. He abogado por esto desde hace bastante tiempo, y ahora es una necesidad imperiosa. Si no, el Estado Judío está en peligro. Idealmente, esta retirada se debe negociar según el plan de Clinton. Pero en caso de ser necesario, debe hacerse unilateralmente. Esto no puede ocurrir enseguida, y los Estados Unidos deben forzarlo".
 
Jean AbiNader, del Instituto Árabe Americano: "Los asentamientos son el obstáculo político principal" a una solución.
 
Dennis Kucinich, candidato presidencial demócrata: "los asentamientos Israelíes son un obstáculo significativo a una paz viable entre Israel y los palestinos".
 
Discrepo de esta argumentación, y por dos razones principales. Primero, se asume que los árabes palestinos buscan únicamente el control de Cisjordania y Gaza, mientras que la abrumadora evidencia señala su otra aspiración de ir más lejos y controlar todo Israel. Por lo tanto, sacar a los israelíes de los territorios no hace ningún bien.
 
De hecho, es probablemente perjudicial. Imagínese que se arranca a los israelíes y que las Fuerzas de Defensa de Israel vuelven de nuevo a las fronteras de 1967. ¿Y entonces qué? Los señores Friedman, AbiNader, y Kucinich presumen que los árabes palestinos estarían agradecidos y recompensarían a Israel tumbándose en sus jardines y permitiendo que Israel siga su propio camino.
 
Pero yo cuento con una reacción absolutamente distinta: los árabes palestinos interpretarán la retirada como una señal de que Israel está débil, apacible y vulnerable. Lejos de mostrar gratitud, aumentarán sus exigencias. Con Jenin y Ramala en el bolsillo, Jerusalén vendrá a continuación en la agenda, seguida de Tel Aviv y Haifa.
 
Esto implica que Israel está destinado a quedarse con sus ciudades y comunidades en Cisjordania y Gaza. Puede que sea una responsabilidad táctica y política, pero tienen que conservarse y defenderse. Obrar de otro modo es indicar a los árabes palestinos que se ha abierto la veda de Israel, estimulando aún más violencia que la de los 20 incidentes o más que ahora suceden a diario.
 
En segundo lugar, el intento del señor Sharon de desarraigar poblaciones Israelíes asume que representan un gran, quizá insuperable, obstáculo a una resolución palestino-israelí. En contraste, yo los veo como un obstáculo de menor importancia. Una vez que los árabes palestinos acepten completa, irrevocablemente, con hechos, así como de palabra, la existencia de un Estado judío, se abren toda clase de posibilidades de poner fin al conflicto.
 
–        Fronteras ajustadas: Como el señor Sharon en persona sugirió la semana pasada, el área "triangular" en el norte de Israel, con su enorme población árabe, puede estar a la venta.
 
–        Soberanía no contigua: Los judíos que vivan separados de Israel podrían vivir bajo gobierno israelí.
 
 
–        Soberanía Palestina: Una vez que los árabes palestinos acepten de verdad la presencia sionista, entonces los Judíos que residan en los territorios podrían vivir bajo Gobierno palestino.
 
 
Tales esquemas, obviamente, suenan hoy como una nube en el país del cuco. Pero cuando los árabes palestinos finalmente realicen un cambio, de corazón; cuando ellos acepten la existencia de Israel y renuncien al uso de la fuerza contra él, pueden darse toda clase de progresos positivos para pasar página en temas aparentemente insuperables hoy.
 
Y a la pregunta, "¿Cómo sabremos que un cambio de corazón tiene lugar?", mi contestación es: Cuando los judíos que viven en Hebrón (Cisjordania) no tengan más necesidad de seguridad que los árabes que viven en Nazaret (Israel).
 
Hasta que llegue ese día feliz, el asunto de los judíos que viven en los territorios es quizá el menos significativo de los que hacen frente estrategas y supuestos diplomáticos. En vez de centrarse en esta trivialidad política, deben idearse maneras de inducir a los árabes palestinos a aceptar la existencia de un Estado soberano judío llamado Israel. Hasta que esto suceda, ninguna otra iniciativa hará ningún bien.
 
Daniel Pipes es director del Middle East Forum

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