Menú
EDITORIAL

Zapatero o el candidato del eje francoalemán

Una de las labores más admirables, cuanto insuficientemente destacadas y valoradas, que está librando hasta última hora José María Aznar en beneficio de nuestro país y de Europa, es su campaña por reivindicar el reparto de poder en la UE consensuado en Niza. El todavía presidente español se opone asimismo a la aplicación discriminatoria del Pacto de Estabilidad que ha dejado sin sancionar a Francia y Alemania, pese al fragrante incumplimiento de ambos países. Este lunes, a iniciativa suya, rubricada por los primeros ministros de Italia, Portugal, Países Bajos, Polonia y Estonia se ha enviado una carta conjunta a la presidencia irlandesa de la UE con una serie de propuestas para la próxima Cumbre de Primavera, en la que se defiende una aplicación "consistente y no discriminatoria" del Pacto de Estabilidad.
 
Por lo que hace al reparto de poder, el Gobierno español sigue afortunadamente sin plegarse a los designios del eje franco-alemán –y a la miope condescendencia de Blair, dicho sea de paso– que pretenden tirar a la papelera lo acordado en Niza, a favor de lo desarrollado en la Convención Europea, por más que la misión de esta nunca ha sido la de reabrir lo ya pactado en Niza. París y Berlín, con la excusa de aprobar una nueva Constitución, en realidad pretenden imponer un sistema de doble mayoría que les otorgaría todo el poder de decisión, sobre todo en el Consejo de Ministros del Ecofin, donde el Reino Unido no participa.
 
Con Niza, España y Polonia podían aspirar a bloquear decisiones en el seno de la Comisión, una vez que consiguieran el apoyo de un grupo de pequeños estados, por mucho que, como contrapartida, nuestro país pasara en el Parlamento Europeo de tener 64 eurodiputados a una previsión de 54 en las próximas elecciones. En estas estábamos cuando aparece el portavoz del PSOE, Diego López Garrido, y asegura que un gobierno presidido por Zapatero "convocaría a los miembros de la UE inmediatamente" y "plantearía un acuerdo de la Constitución Europea sobre la base del texto aprobado por la Convención, no sobre la base del texto de Niza".
 
Que un candidato a la presidencia del Gobierno español haga suyo un planteamiento que supone para nuestro país vender duros a cuatro pesetas en beneficio de Francia, sólo es posible porque los medios de comunicación se olvidan de la información acerca de las ventajas e inconvenientes que para nuestro país presentan ambos planteamientos, en favor del absurdo fetiche en que se ha convertido el llamado "consenso europeo" y la no menos injustificada  equiparación del "europeísmo" a la cesión al eje franco-alemán. Así, y a falta de critica que lo contrareste, cualquier disparate sale gratis. O peor.

En España

    0
    comentarios