Menú
Juan Manuel Rodríguez

¡Si Plaza levantara la cabeza!

Comenta con su vehemencia y gracia habituales mi buen amigo Paco Ventura –periodista vital, contador de historias y madridista hasta la médula– que lo del otro día entre Marchena y Raúl fue un "penalti claro y expulsión del defensa del Valencia". Pero, como decía anteriormente, Paco es merengue-merengue, más blanco que la leche más blanca de la vaca más blanca que jamás haya podido pastar nunca en los prados de Galicia o Asturias. Él es prisionero de sus sentimientos y de un corazón tan madridista como el de Santiago Bernabéu, pero ¿qué pasa con Manuel Díaz Vega o Victoriano Sánchez Arminio?...
 
Ambos tendrían que haber leído más a Plutarco y aquella anécdota que relata sobre Julio César, quien, molesto por el enamoramiento de Pulcro hacia su mujer Pompeya, le dijo a ella aquello de que "no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo"... ¿Quieren parecerlo?
 
No es suficiente con que los árbitros piten sinceramente lo que ven y no se dejen influenciar por el nombre del equipo de turno; también tienen que parecer que pitan honradamente. Y estaba bastante claro que Jaime Ortí aprovecharía las opiniones de Díaz Vega y Sánchez Arminio (tajantes los dos, firmes y raudos en su opinión de que aquello fue "penalti claro") para echarles en cara el hecho de que salieran rápidos cuando se trata del Real Madrid y no, por ejemplo, cuando es Valencia, Murcia o Levante quienes están implicados en una jugada polémica.
 
No ayudó tampoco el que se conociera que los "jefes" de los árbitros pretendían reunirles a todos para, con el video de la jugada en la mano, aclararles a todos que eso era un penalti claro y que Tristante Oliva acertó al pitarlo rotundamente. Seguro que las pruebas físicas estaban previstas de antemano, pero ¿por qué hablar de esa jugada?... Ortí tiene razón cuando dice que da la sensación de que el Comité Técnico sale en defensa del Real Madrid más que de su propio colegiado.
 
Díaz Vega acabó de arreglarlo cuando dijo que la jugada era punitiva, para a continuación afirmar que "otra cosa es que se pite siempre"... Y es que los valencianistas se quejan justamente de que unas veces se pite y otras no se pite. Aquello acabó como el rosario de la aurora, con los periodistas persiguiendo a Tristante y acorralando a Rubinos Pérez, colegiado ¡madrileño! a quien le ha tocado la china de dirigir el próximo Valencia-Barcelona. ¡Si don José Plaza levantara la cabeza, volvía a morirse del susto! ¿La solución?... Unificación de criterios y Plutarco, mucho Plutarco.

En Deportes

    0
    comentarios