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Agapito Maestre

El cobarde nacionalismo

Por la feliz acción de la Guardia Civil la prueba del pacto de Carod con ETA fue abortada antes de consumarse en Madrid. Los terroristas de ETA fueron detenidos, pero los independentistas catalanes dirán que la cosa no iba con ellos. Porque el nacionalismo catalán es estructuralmente cobarde, incluso felicitarán hipócritamente a las Fuerzas de Seguridad del Estado por la detención de los asesinos de ETA. El nacionalismo catalán es tan cínico como cobarde. Cínico, porque condena los medios de ETA, aunque comparte los mismos fines que la banda terrorista, y cobarde, porque hace pactos políticos con ETA, aunque luego los niegue en público con justificaciones demagógicas. Su ambigüedad es criminal. Ayer aplaudió que la Guardia Civil detuviera a los criminales de ETA, que iban a atentar contra ciudadanos españoles en Madrid, pero sigue defendiendo el diálogo con los terroristas y, por supuesto, persiste en justificar la negociación de Carod con ETA. El nacionalismo catalán es así de salvaje y paleto, pero cree que aún puede engañarnos con su mamarrachada de que “hablando se entiende la gente”. ¡Majaderos!
 
Sin embargo, nadie puede dudar de que el nacionalismo y el socialismo catalán han logrado un cierto éxito. No sólo han conseguido que toda la izquierda se haga nacionalista, sino que ha infectado al cuerpo político de los ciudadanos españoles de Cataluña con su patraña independentista. Sin embargo, nada de eso garantiza la existencia de la nación catalana. Esa es su gran cruz. ¡ Y es que Nación de verdad sólo hay una, las otras son juego de nacionalistas y asesinos! Si alguien no se había percatado, analice la manifestación del jueves y verá el fracaso de la idea independentista. En efecto, el fracaso de la manifestación era la expresión de las diferencias insalvables entre los políticos independentistas por un lado, y la distancia abismal entre las elites nacionalistas y sus votantes por otro. ¿Dónde estaba la “nación catalana” el jueves pasado cuando fue llamada a manifestarse en la Plaza de San Jaime? Los 5.000 funcionarios que allí estaban eran la ridícula representación de la “nación catalana”. ¡Un fracaso!
 
Los independentistas, o sea, Maragall, Carod, los dos de CiU y los arrastrados comunistas convocaron a los súbditos de la “nación catalana” a que manifestaran su apoyo a los acuerdo de Carod con ETA, pero sólo asistieron los funcionarios de una administración falsamente independentista, pues sus presupuestos dependen del gobierno de España. Los viejos socialistas y comunistas no fueron. Sabían que era una treta para engañar al resto de España. Seguro que dijeron: los votamos, pero no tragamos los cambalaches a favor de los independentistas de Carod. Los votantes de Pujol tampoco asistieron, porque no soportaban estar al lado de quienes les había sustraído el poder. ¡Cualquier cosa, dirían los viejos administradores de CiU, menos apoyar al traidor de Carod! En fin, allí sólo estaban los obscuros “funcionarios” de la pobre idea de “nación catalana”, pero la nación no podía estar allí, sencillamente porque no existe. O sea, podrían conseguir la independencia de España, pero siempre habría millones de ciudadanos dispuestos a rebelarse. Catalanes que sólo se considerarían ciudadanos de la nación española. El ciudadano no traga. Los ideólogos del PSC lo saben y están que rabian. Los ideólogos de Maragall, o sea, quienes piden más democracia rompiendo España, han sido derrotados el jueves pasado. Los ciudadanos no asistieron a la Plaza de San Jaime porque intuyeron que Pujol y sus discípulos, o sea casi todos, son unos botarates al lado de España y la democracia realmente existente.

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