La Universidad San Pablo-CEU ha tenido el detalle de invitarme a participar en las V Jornadas de Información Deportiva que, con el patrocinio del diario "Marca" y bajo el título de "Eurocopa y Juegos, dos citas históricas", se han organizado en Madrid durante los días 16 y 17 de marzo. A la Mesa Redonda en la que he intervenido han asistido también Manu Carreño (director del programa "Al primer toque" de Onda Cero Radio), Javier Reyero (director del programa "Fútbol es Fútbol" de Telemadrid), Roberto Palomar (redactor jefe del diario "Marca") y Chus Galán (editora de deportes del programa "Buenos Días" de Telemadrid).
El aula estaba a rebosar, cuestión ésta que no sé si era debida al nombre de los participantes o a que, como leo con posterioridad en la letra pequeña de la invitación que me cursaron en su día, "la asistencia a este evento equivale a 15 puntos para el Título Propio en Formación Humanística y Profesional de la Universidad San Pablo". Espero sinceramente que no fuera ni por una cuestión ni por otra sino en realidad porque los periodistas deportivos del futuro tuvieran la lógica inquietud-similar también a la que yo tuve a su edad- por conocer lo que realmente les espera ahí afuera, a la vuelta de la esquina.
Siempre que asisto a una charla o coloquio de estas características trato de no "espantar" al personal, e incluso, medio en broma y medio en serio, hoy hemos llegado a comentar entre nosotros que hablar así, a "calzón quitado", con los estudiantes de Periodismo y futuros profesionales de la información, nos sirve de catarsis. Al final siempre insistimos en que el nuestro es el trabajo más bonito del mundo, pero un trabajo lleno de obstáculos que hay que saber sortear con cierta habilidad.
Lo que he querido trasladarles a ellos es que, tal y como yo lo veo, uno de los problemas más graves de los cuales adolece nuestro periodismo deportivo es la autocensura.
El periodista tiene miedo a opinar o incluso a preguntar aquellas cuestiones que pueden incomodar al directivo, entrenador o deportista de turno. El riesgo es que el periodista pase a convertirse en otro juglar -en este caso sin una lira pero con micrófono o boligrafo- de las gestas de Zidane, Torres, Laporta o Florentino Pérez. He visto cierta reacción entre los chavales cuando hemos comentado esto lo que me conduce a pensar que cuando abandone la profesión (espero que dentro de muchísimos años) oiré programas de radio y leeré periódicos que no teman a las posibles consecuencias. Lo que les espera ahí afuera es duro pero apasionante. Ojalá tengan mucha suerte y también mucha personalidad.