Menú
George Melloan

¿Confiar en la ONU? ¿Bromea?

Poco despueés de que EEUU y el Reino Unido invadieran Irak, el secretario general Kofi Annan dijo en la ONU: “hay muchos descontentos en este edificio”. Ahora sabemos por qué. ¿Quién mejor que él sabía del nuevo peligro para la reputación de la ONU si los archivos privados de Sadam Husein eran revelados al público?
 
Se sabía que Sadam había corrompido al inmenso programa Petróleo por Alimentos de la ONU, pero el alcance de la corrupción no fue de conocimiento público hasta que la lista de los amigos de Sadam se dio a conocer hace poco. Como informó Therese Raphael del Wall Street Journal la semana pasada, el mismo director del programa de la ONU, Benon Sevan, aparece en la lista y se descubrió una carta en el ministerio de Petróleo de Irak implicándolo aún más en los juegos sucios de Sadam.
 
Había mucha gente involucrada con Sadam, lo cual explica la oposición a la guerra en Irak de Rusia, de Francia y hasta de algunos círculos en EEUU. Al gobierno de Bush se le acusó de “unilateralismo”, con lo que se quería decir que no obtuvo la aprobación final de la ONU antes de la invasión. Aparentemente esos críticos jamás se detuvieron a pensar que Vladimir Putin y Jacques Chirac estaban practicando su propio unilateralismo con el muy poco respetable propósito de evitar pasar vergüenza.
 
Los dignatarios de la ONU tratan de excusarse diciendo que ellos sólo administraban un programa defectuoso diseñado por el Consejo de Seguridad. Le daba a Sadam la oportunidad de evadir las sanciones al dejarlo decidir quién compraba el petróleo a Irak y quién suplía los alimentos y medicinas. Desde luego que el gangster iraquí logró ponerle la mano a miles de millones de dólares de los contratos por unos 100 mil millones de dólares que se permitieron durante el ya terminado programa.
 
Pero eso no excusa a la ONU frente a los investigadores de Irak y de EEUU, quienes van a averiguar más sobre el manejo del programa. Van a querer saber por qué la ONU recibía una comisión por manejar tan mal el programa. Se van a conocer muchos juegos sucios.
 
Y como estamos en año de elecciones en EEUU, parte del debate es si nuestro país debe adherirse totalmente al “multilateralismo” al afrontar problemas mundiales. Bill Clinton creía que sí, razón por la cual los problemas se acumularon durante sus ocho años. John Kerry parece pensar igual, aunque este político se las ingenia para defender posiciones opuestas según le conviene.
 
Bush, el año pasado, estaba bajo una inmensa presión de conseguir la aprobación del Consejo de Seguridad antes de ir a la guerra con Irak. Avanzó en ese sentido todo lo que pudo, pero sin permitir que Francia, Rusia y Annan lo obligaran a abandonar su plan. Eso era lo que sus críticos deseaban, aunque de lograrlo probablemente lo hubieran acusado de indeciso.
 
La guerra mostró el inmenso poder militar de EEUU. El salvajismo de Sadam fue revelado con el descubrimiento de fosas comunes. Sabemos que logró corromper a la ONU y a destacados políticos de los países miembros. En otras palabras, el mundo luce diferente hoy a lo que parecía hace un año.
 
Hoy sabemos que “múltilateralismo” (proceder a través de la ONU) no resuelve sino que esconde los problemas. EEUU, que encabezó el establecimiento de los organismos multilaterales como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, la OTAN y varios más después de la Segunda Guerra, tiene todavía que guiarlos con mano dura medio siglo más tarde.
 
No es fácil en el caso de la ONU, convertida en el centro del debate político sobre la guerra fría. En la Asamblea General, taimados dictadores lograron dominar a las democracias, comprobado por la presencia de Libia, Cuba y otros de la misma calaña en la Comisión de Derechos Humanos. La UNESCO en París se corrompió tanto que EEUU y el Reino Unido se retiraron a mediados de los 80. EEUU se reincorporó recientemente. La Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU en Roma adoptó una pseudociencia opuesta a la tecnología moderna y a la ingeniería genética que aumenta las cosechas. La pseudociencia del Programa Ambiental inventó la amenaza del recalentamiento, un ardid para imponerle impuestos a las naciones industrializadas y empobrecerlas. Un cuerpo creado para mantener el orden mundial ha permitido genocidios, como los de Camboya y Ruanda, sin castigos.
 
Son muchos los multilateralismos de ese tipo. Pero a pesar de los fracasos, la ONU tiene cierta utilidad. Da a los líderes la protección de la ley internacional cuando tienen que utilizar la fuerza para eliminar alguna amenaza a la paz mundial. EEUU, como la nación más poderosa, es el líder, pero la ONU presta un conveniente paraguas a los demás.
 
La obvia conclusión es que EEUU no tiene otra opción que mostrar el camino. Con todos sus fracasos, la ONU es a veces útil, pero nunca un sustituto. Como tampoco lo es esa idea favorita de la izquierda, el “multilateralismo”.
 
© AIPE

George Melloan es Columnista del Wall Street Journal, diario que publicó originalmente este artículo y autorizó la traducción de AIPE.

En Internacional

    0
    comentarios