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Dos meses le ha durado Radomir Antic al temible vestuario del Celta de Vigo. Algo habrá visto por aquellos lares el entrenador serbio, conocido en el mundo del fútbol por ser un narcisista de padre y muy señor mío, y un petulante de cuidado, para optar por salir como salió del estadio de Balaídos, insultado, empujado y zaherido por los aficionados celtiñas, antes que continuar ni un sólo minuto más al frente del equipo.
 
Antic, uno de los actores principales de la machada atlética del doblete, no reconoce que también ha protagonizado algunas pifias importantes, y la del Celta es una de ellas. Llegó hablando del reto profesional que suponía para él la Champions League y se marcha con el equipo hundido en la clasificación de Primera División. Por romper, Radomir Antic incluso ha roto uno de sus lemas, "coge todo el dinero y corre". En esta ocasión, hay que reconocer que sólo cobró el dinero que le correspondía.
 
Ese vestuario debe tener más peligro que un mono con dos pistolas. A Miguel Ángel Lotina, el hombre que llevó al club a la Copa de Europa por primera vez en toda su historia, se lo comió con patatas. A pesar de la heroicidad que supuso colarse en la Champions, dicen que las "vacas sagradas" no tragaban al entrenador. Horacio Gómez, como todos los presidentes que conozco, prefirió antes echar a uno que prescindir de veinte y así le han ido las cosas al club.
 
Pensando precisamente en su fama de recuperador, Gómez se trajo a Antic y ahora el Celta de Vigo está peor que hace dos meses. En su frenética huida hacia adelante, el presidente se fijó en otro parado ilustre, Lorenzo Serra Ferrer, para que se hiciera cargo de pintarle los coloretes al "muerto". Sólo la sensatez (interesada) de Serra Ferrer –a quien también le habrán dicho que eso es como OK Corral– ha impedido que se cometiera un nuevo error.
 
Y todo esto para nada. Con tan sólo ocho jornadas por delante, ahora se hace cargo del equipo el que fuera segundo de Lotina, Moncho Carnero. Desconozco si será el hombre adecuado, pero de entrada su apellido no nos hace presagiar nada bueno. Si ese vestuario se comió a un hombre con la experiencia de Lotina y ha logrado que Antic, por primera vez a lo largo de su carrera profesional, hincara la rodilla y reconociera que la situación le superaba, imaginemos qué no podrán hacer con Moncho los "alegres chicos de Balaídos". Yo creo que lo que necesita Horacio Gómez es un Moncho Schwarzkopf, así sí lo lograría. De lo contrario... Yo creo que a Carnero le llevan al matadero.
 

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