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Antonio José Chinchetru

Tecnologías aceptadas Vs tecnologías criminalizadas

No es ningún secreto que los autores del 11-M utilizaron teléfonos móviles para provocar la masacre. Sin embargo no se ha observado ningún movimiento de criminalización de esa tecnología. Los medios y la población parecen haber entendido algo elemental: un objeto de uso cotidiano destinado a mejorar la vida de las personas puede ser usado con fines criminales. Ocurre lo mismo que con los automóviles, a pesar de su extendida utilización por los terroristas a nadie se le ocurre señalarlos como algo propio de criminales. El motivo es simple. En el momento en el que prácticamente todos los españoles poseyeron un móvil, estos aparatos dejaron de ser el centro de la tradicional tecnofobia española.
 
Su lugar ha sido ocupado por Internet. A la Red le sucede lo que pasaba con ese tipo de telefonía hace años. Casi todas las personas saben de su existencia y conocen a alguien que lo utiliza, pero todavía la proporción de usuarios entre la población es relativamente baja. En España, toda tecnología que suponga un cambio social importante sufre un rechazo generalizado hasta que logra penetrar en la mayor parte de los hogares. En la actualidad a nadie se le ocurre criminalizar los móviles  por el hecho de que lo hayan utilizado los terroristas, sin embargo constantemente se emiten mensajes en los que se relaciona la Red con delincuencia o todo tipo de adiciones y comportamientos nocivos. Mientras no haya una masa realmente importante de internautas la situación no cambiará.
 
Sin embargo, a Internet le va a resultar más difícil conseguir esa aceptación general, porque hay muchos interesados en mantener su mala imagen. Con los móviles no pasaba eso, al fin y al cabo quien podría salir perjudicado con su desarrollo eran los mismos que sacaban un beneficio de su extensión: las operadoras de telefonía. Estas compañías no tenían en la entonces nueva tecnología un rival, sino un nuevo negocio. A la Red le ocurre lo contrario. Hay sectores y grupos de interés muy poderosos que sólo ven en la web un rival al que no saben enfrentarse y que optan por mostrar tan sólo sus aspectos negativos, aunque ellos intenten sacar tajada del ciberespacio (en ocasiones de forma lícita y en otras no tanto). Es el caso de los medios de comunicación tradicionales, las entidades de gestión de derechos de autor y las discográficas, entre otros.
 
Todos ellos envían de forma constante mensajes negativos sobre Internet y hacen afirmaciones que provocarían carcajadas si se refirieran a los móviles. Por desgracia, estas equivocadas ideas calan en gran parte de la tecnófoba población española.  La constante criminalización refuerza el imaginario negativo y dificulta el deseable desarrollo de Internet en España.

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