Aunque el terrorismo islámico y las manipulaciones mediáticas y políticas en torno a su amenaza prosiguen tras el 14-M, no quisiéramos que siguieran eclipsando un día más el buen balance de gestión con el que se despide el Gobierno del PP. Este lunes se hizo público que el paro descendió por segundo mes consecutivo en marzo, y eso, a pesar del mal recibimiento que el mercado dispensó a las noticias de la masacre del día once y de la victoria del PSOE del día catorce. La única empresa que cotizó al alza de manera destacable al día siguiente de las elecciones fue Prisa.
Aunque la mayoría de los analistas destacan que si no hubiera sido por esos dos acontecimientos, la contratación aun hubiera sido mayor, en marzo el desempleo se redujo en 8.188 personas. Lo más destacable es el récord histórico alcanzado en afiliación –16.894.924— y que en este mes también se registró la segunda mejor cifra de contratación indefinida de la historia. No está nada mal como despedida para el gobierno del PP. Cuando Aznar llegó a La Moncloa en marzo de 1996, el número de afiliados a la Seguridad Social era 12.342.343, con una tasa de paro sobre la población del 15,30%. Ocho años después, el partido PP deja el Gobierno con una tasa de paro del 9,18% y más de cuatro millones y medio de nuevos afiliados a la Seguridad Social.
Aznar, también por esto, se puede ir del Gobierno con la cabeza muy alta. Otro tanto, podríamos decir de Rodrigo Rato quien, con su hoja de servicios al frente del Ministerio de Economía, bien se merece ser el nuevo presidente del FMI. No hay que descartar, sin embargo, que los socialistas españoles se sumen, también en esto, al eje franco-alemán y a su boicot a la candidatura de Rato. Y es que la inquina del PSOE a todo lo bueno que le ha precedido es tan infame como lo que ha utilizado para llegar al Gobierno.