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EDITORIAL

¿Una tregua de ETA para cerrar el frente anti PP?

El ministro en funciones y secretario general adjunto del PP, Ángel Acebes, ha demandado a José Luis Rodríguez Zapatero, una respuesta ante las ofertas de apoyo lanzadas desde ERC o el PNV para saber si el futuro presidente del Gobierno "se va a comprometer con el tenor literal del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo". Mientras tanto, el PSOE, por boca del presidente del Senado, Javier Rojo ha dicho, por supuesto, que el pacto no se romperá sino que "se adaptará", mientras que José Blanco asegura que la unión es "contra el terrorismo, y contra nadie más". Vamos, lo mismo que dijeron los nacionalistas respecto del Pacto de Ajuría Enea antes, durante y después del Pacto de Estella.
 
Desde el PP, más que preguntar a Zapatero si se va a comprometer con un Pacto antiterrorista que desde el PSOE ya se ha violado en numerables ocasiones, se debería hacer más pedagogía antiterrorista, y leer un día sí y el otro también lo que venía a defender ese pacto, que textualmente denunciaba en su preámbulo “el fracaso de la estrategia promovida por el PNV y por EA, que abandonaron el Pacto de Ajuria Enea para, de acuerdo con ETA y EH, poner un precio político al abandono de la violencia. Ese precio consistía en la imposición de la autodeterminación para llegar a la independencia del País Vasco”.
 
El PP debe recordar insistentemente —y si no es mucha molestia, con Rajoy a la cabeza— que, frente a una posible y futura incorporación del resto de los partidos, los firmantes del Pacto por las Libertades fueron muy claros al advertir que “la recuperación plena de esa unidad para luchar contra el terrorismo debe llevarse a cabo en torno a la Constitución y el Estatuto de Guernica, espacio de encuentro de la gran mayoría de los ciudadanos vascos”.
 
Es evidente, sin embargo, que los nacionalistas desde entonces —ahí está, sin irnos más lejos, la celebración el pasado domingo del Aberri Eguna— no han abandonado, sino que han hecho todavía más explícitas sus demandas soberanistas, en una nueva y clara confrontación con los actuales estatutos de autonomía y con la Constitución española. Sólo que ahora, a los planes de Ibarretxe se le ha sumado los de Maragall.
 
El “precio político” para que ETA deje de matar sigue ahí, y si no, que se lo pregunten a los terroristas y al socio de Maragall respecto a la tregua en Cataluña o respecto a la futura tregua que ETA pudiera ofrecer ahora a Zapatero.
 
Todavía es pronto para la infamia de responsabilizar al PP de los muertos de ETA, como se le ha responsabilizado de los asesinatos de Al Qaida. Pero espérense a que llegue una nueva tregua de ETA, y ya verán como no falta quien culpe al “inmovilismo” del PP y a su "crispante" rechazo al “diálogo”, del riesgo de que los terroristas vuelvan a matar. Lo que no nos cabe ninguna duda es que los galgos van a querer hacer suya la victoria de los podencos del 11-M. Y no faltaran conejos que les ayuden.

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